David Belda mide 1,61 metros, pero es alto respecto a su padre Vicente, que por un centímetro supera el metro y medio. Con ese físico tenían que ser escaladores y el hijo demostró ayer sus dotes en la subida a Aduna para ganar la Aiztondo V. Klasikoa, tercera puntuable de la Copa de España. «En los últimos metros me he muerto sobre la bici», aseguró el alicantino del Fuerteventura-Canarias. Lamentablemente, a su padre lo han perseguido hasta echarlo del pelotón profesional y él injustamente paga las consecuencias.

Orgulloso de David estaba su padre Vicente. El ex director profesional del Comunidad Valenciana nos aclaró que su hijo es diferente a él. «No tiene mi mismo mal genio», dijo sonriendo, un carácter al que David tuvo que recurrir ayer para alzar los brazos en Aduna. Atacó a falta de un kilómetro en un grupo de campanillas. Amador (Lizarte) salió tras él y David tuvo que darlo todo para vencer por delante de Gutiérrez (Camargo) -nuevo líder de la Copa de España-, y Maldonado (Cantabria Infinita). Guillermo Lana (Azpiru-Ugarte) fue el mejor vasco.

Esta victoria reivindica a Belda, profesional el año pasado en el Fuerteventura-Canarias bajo el mando de Óscar Guerrero y que como la mayoría del resto de compañeros se ha quedado sin dorsal en 2008. No lo hizo nada mal para ser su debut -13º en la Subida a Urkiola-, pero a punto de cumplir de 25 años no le ha quedado más remedio que recalificarse. Su padre, un furtivo en profesionales, ha sacado una estructura amateur y le ha dado cobijo. «Iba a correr con Baqué pero a última hora surgió lo de mi padre y me fui con él», confirmó David. La de ayer era su tercera carrera tras el Trofeo Don Benito y el Guerrita, las dos pruebas de la Copa de España. Por cierto, que en 2006 ya fue segundo en el Valenciaga antes de dar el salto.

Un regreso que asume «difícil». «Es el hijo de quién es», replicó su padre. De hecho, le habían asegurado un puesto en el Nicolás Mateos -ahora Contentpolis-Murcia-, pero al final le dejaron «en la calle». Así que Vicente espera que sea «un compás de espera» y que su hijo tenga la oportunidad que merece.

En Aduna consiguió una victoria de nivel pues fue el más fuerte de todos los gallos. El sol sigue presente en marzo y la clásica guipuzcoana, de 135 kilómetros, resultó muy competida. Un grupo de once, entre los que estaban Artola (Azpiru), Mariñelarena (Bidelan), Zabalo (Caja Rural) y Pardo (Seguros Bilbao) pasó en cabeza las dos primeras veces por Aduna -de un total de seis-. La carrera, sin embargo, se rompió en Alkiza, a 12 kilómetros; Belda atacó y por el alto pasaron ocho corredores: Belda, Valls (C. Valenciana), Lana (Azpiru), García (Super Froiz), Gutiérrez (Camargo), Llesuy (Tarragona), Maldonado (Cantabria Infinita) y Amador (Lizarte). En el descenso llegó Olmo, compañero de Belda, y el Fuerteventura supo jugar sus cartas. Olmo, en compañía de Gutiérrez, atacó en Zizurkil y Valls se desgastó. «El líder se ha precipitado y a falta de un kilómetro he rematado yo», relató Belda. Un ataque que fue definitivo.