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Olmert afirma que no detendrá «ni por un segundo» la ofensiva militar

Un centenar de palestinos ha muerto desde el miércoles en Gaza. El número de heridos asciende a trescientos. Los hospitales están colapsados, no hay equipos suficientes y las pocas ambulancias que circulan, lo hacen entre escombros. Ante esta dramática situación, Egipto abrió de nuevo la frontera de Rafah para permitir el paso de los heridos. Mientras tanto, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, dejó claro que no detendrá la ofensiva aérea y terrestre.

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El Gobierno del primer ministro Ehud Olmert afirmó que seguirá adelante con los ataques aéreos y terrestres en la Franja de Gaza. La ofensiva, bautizada como «Invierno caliente», no se detendrá «ni por un segundo». Esas fueron las palabras de Olmert al inicio de la reunión semanal del Consejo de Ministros.

Un día más, la aviación bombardeó el norte de la Franja, mientras que vehículos acorazados entraron en las estrechas calles de Jabaliya con el apoyo de helicópteros. Al menos, diez personas murieron. El Ejército también lanzó dos misiles contra las oficinas en Gaza del primer ministro Ismail Haniyeh.

«Israel no está luchando contra Hamas y no está llevando a cabo estas operaciones para impedir el lanzamiento de cohetes, sino que es una guerra contra todo el pueblo palestino. Israel mata sin distinción», subrayó Iman Asaleya que, junto a su marido y sus cuatro hijos, abandonó su casa en el este del campo de refugiados de Jabaliya.

«Cuando vi cómo los disparos de los tanques alcanzaban las casas de nuestro barrio, matando a mujeres y niños, decidí coger a mis hijos y salir de allí. Si nos hubiésemos quedado, los habría perdido», relató.

Fatima Sayed, residente en Jabaliya, afirmó que jamás en su vida había visto «tal masacre». «En 1948 nos expulsaron, ahora quieren matarnos a todos».

Según cifras del Ministerio de Sanidad, al menos, cien personas han muerto y más de trescientas han resultado heridas desde el miércoles. Los hospitales de Gaza y servicios de ambulancias están colapsados

«No tenemos suficiente ayuda médica; parte de los equipos hospitalarios no funcionan y tenemos una grave escasez de combustible para las ambulancias», denunció un día más Moaweya Hassnein, jefe de los servicios de emergencia.

Esta situación llevó a Egipto a abrir el paso fronterizo de Rafah para permitir el paso a los heridos y atenderles en sus hospitales. Las autoridades egipcias mandaron a Rafah cuarenta ambulancias y un equipo médico.

Esta es la segunda vez que se abre la frontera este año, después de que en enero, milicianos volasen parte del muro fronterizo, lo que permitió durante once días la entrada masiva de palestinos a Egipto para comprar productos básicos.

Pese a esta trágica realidad, el Consejo de Seguridad de la ONU no aprobó una resolución por falta de consenso y la amenaza de veto ejercida por EEUU y sus aliados. Por su parte, el secretario general de este organismo, Ban Ki-moon, condenó «el uso desproporcionado y excesivo de la fuerza que ha matado y herido a tantos civiles», aunque reconoció «el derecho de Israel a defenderse» y exigió «el cese inmediato» de los ataques palestinos con cohetes artesanales. Ante los llamamientos a Tel Aviv para que ponga fin «al uso desproporcionado de la fuerza», Olmert respondió que «Israel está defendiendo sus civiles en el sur y nadie tiene derecho a pontificar contra Israel por defender a sus ciudadanos».

Un adolescente muerto por un disparo en el corazón

Un menor palestino de 14 años, identificado como Mahmud Maselmi, murió ayer en Bet Awa por disparos de soldados israelíes y decenas más resultaron heridos en las protestas que se sucedieron a lo largo y ancho de Cisjordania. Ramallah, Jenin, Naplusa, Tulkarem, Hebrón y Kalkilia fueron algunos de los escenarios de estas protestas, que el Ejército sionista reprimió con balas de goma y gases lacrimógenos.

Fuentes médicas informaron que Maselmi recibió un impacto de bala en el corazón y que, al menos, otras dos personas heridas en esa localidad estaban en estado grave.

En el norte de Jerusalén, decenas de manifestantes se concentraron a las afueras del campo de refugiados de Shuafat, donde prendieron fuego a neumáticos y lanzaron piedras contra la Guardia Fronteriza que patrullaba la zona. En Naplusa, más de 4.000 personas tomaron la plaza central. Testigos relataron que, por primera vez casi en un año, la Autoridad Nacional Palestina permitió a activistas de Hamas salir a las calles con banderas del movimiento islamista. En Jordania, cientos de personas se manifestaron en Amán. La marcha, que discurrió entre la sede de los sindicatos y el Parlamento, exigió a la ANP que interrumpa «la comedia» de las negociaciones con Israel y criticaron el silencio de la comunidad internacional ante «la masacre y genocidio» que se vive en Gaza. También acusaron a los gobiernos árabes de «colaboracionismo».

El presidente Mahmud Abbas reiteró que «suspende los contactos a todos los niveles con Israel porque no tienen sentido ante esta agresión». GARA

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