El fin de semana en las carreteras flamencas concluyó con una de cal y otra de arena para Quick Step que, por un lado, se sacó la espina de la víspera con el triunfo de Steven de Jongh pero, por otro, vio cómo Paolo Bettini acababa en el hospital como consecuencia de una caída masiva en los primeros kilómetros.

El campeón del mundo fue el peor parado de la montonera que se producía cuando apenas se habían completado los nueve primeros kilómetros de la prueba y, aunque en un principio no se le apreciaron fracturas, fue hospitalizado con dolores en la muñeca y el codo derechos.

El resto del pelotón, con velocistas y clasicómanos a la cabeza, intentó tomarse la revancha de la víspera, cuando una cabalgada de Philippe Gilbert había acabado con las opciones de los favoritos en la Het Volk. Los equipos fuertes tomaron nota y ayer no se permitieron despistes en la Kuurne-Bruselas- Kuurne, pese a que las ocho cotas puntuables y el fuerte viento animaron a los aventureros. Por ejemplo, a los nueve que saltaron del pelotón a media carrera.

Por detrás, Quick Step tomó la iniciativa. No sólo para cazar a los fugados sino, con una ofensiva espectacular, para romper el pelotón aprovechando la ascensión al Vieux-Quarémont a setenta kilómetros de meta. El resultado, un grupo principal de apenas una treintena de componentes y con la presencia de siete corredores del conjunto belga. Entre ellos Tom Boonen, claro favorito al triunfo en semejante tesitura.

Lo cierto es que los planes del velocista y sus compañeros variaron a sólo cuatro kilómetros del final, con la potente arrancada de Sebastian Langeveld. La misma fuerza con la que respondió Steven de Jongh.

Entre ambos corredores se disputaron, con muy poquitos metros de ventaja sobre el grupo, la victoria en línea de meta, que acabó cayendo del lado del equipo que más interés había demostrado.