Silencio
Callan, como culpables, los que siempre callan ante la tortura o, lo que es más denigrante, la condenan y al tiempo cobijan y perdonan a los torturadores. Hoy, cuando su desmán es evidente a los ojos de todos, callan o se reparten las culpas. A Lupiañez lo torturaron, como consta en denuncia judicial y evidencia pública. A sus amigos les han esperado para que el tormento fuera además linchamiento público.
OLASO