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Primarias en EEUU

El Partido Demócrata sigue sin saber quién se enfrentará a McCain

Tras vencer en Ohio, Texas y Rhode Island, Hillary Clinton logró mantener abierta la pugna por lograr la nominación demócrata a las elecciones presidenciales de EEUU. Sin embargo, esta situación puede perjudicar a los demócratas, que parecen abocados a pelear entre ellos hasta la misma convención de agosto, mientras que los republicanos ya han elegido a John McCain y pueden dedicar todos sus recursos a su campaña.

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GARA | WASHINGTON

La estrecha diferencia que separa a los aspirantes demócratas Hillary Clinton y Barack Obama en la carrera para obtener la investidura presidencial podría provocar un escenario inédito desde hace décadas en la política de EEUU: una investidura que se decide en la propia convención.

Mientras el outsider Obama -como él mismo se define- es capaz de mantener el pulso con la favorita Clinton -más integrada en los círculos de poder de Washington-, los observadores comienzan a soñar con una convención demócrata llena de suspense y de animación, que tendrá lugar del 25 al 28 de agosto en Denver.

La elección del candidato se llevaría a cabo en los pasillos y en las reuniones más que en una votación.

En el lado republicano, todas las cartas están ya sobre la mesa y no hay duda de que John McCain será el candidato que opte a suceder a George Bush, ya que ya ha logrado el número de delegados necesarios para imponerse en la convención que tendrá lugar en Minneapolis del 1 al 4 de setiembre.

En todas las elecciones anteriores, los candidatos de los dos partidos ya se conocían antes de la inauguración de las convenciones, en base a los delegados elegidos en primarias y caucus según las complejas, y diferentes, reglas que rigen en cada estado.

Estos delegados tienen el compromiso de votar por un candidato en la convención, pero sólo en la primera vuelta. Si no hay un vencedor en esa primera vuelta, pueden cambiar de voto.

Para hallar un precedente en el que en una convención se haya tenido que celebrar más de una vuelta hay que remontarse hasta 1948 en el caso de los republicanos y 1952 en el de los demócratas.

Pero Christopher Arterton, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad George Washington, destaca que «las negociaciones, manipulaciones e intrigas están detrás de las investiduras de muchos candidatos».

Precedentes no recomendables

Así, recuerda la convención demócrata de agosto de 1968, precedida por el asesinato del favorito Robert Kennedy, en junio, y de Martin Luther King, en abril. Ante el edificio de Chicago que debía de albergar la convención, se sucedían las manifestaciones, que fueron disueltas con gas lacrimógeno. Los disturbios llegaron al interior de la convención. Finalmente, la dirección del partido designó como candidato a Hubert Humphrey, que había sido claramente derrotado en las primarias.

En 1976, el presidente saliente, Gerald Ford, no se pudo imponer en las primarias republicanas ante el aspirante Ronald Reagan, ex gobernador de California. Finalmente, Ford logró la nominación en la convención, pero perdió las elecciones ante Jimmy Carter.

En cualquier caso, las convenciones polémicas son una tradición en la política de EEUU. Tanto el republicano Abraham Lincoln en 1860 como el demócrata Franklin Roosevelt en 1932 fueron designados candidatos a la fuerza. Pese a ello, vencieron en las elecciones y se convirtieron en unos de los más destacados presidentes en la historia de EEUU.

Los analistas prevén que este año, la convención demócrata, más allá del confetti y de los globos, se inaugurará con dos aspirantes que no tendrán asegurado el voto de los 2.025 delegados.

«Seguro que habrá discusiones en los pasillos. Al menos, los medios de comunicación que cubran el evento tendrán algo que contar», prevé el historiador Stephen Wayne, profesor en la Universidad de Georgetown.

Lo que puede ser atractivo para los medios, sin embargo, puede ser nefasto para las aspiraciones demócratas de llegar a la Casa Blanca, puesto que menos de tres meses antes de las elecciones mostraría una imagen de división ante los potenciales votantes, mientras que los republicanos, una semana después, aparecerían como un partido unido en torno a McCain.

¿Tándem Clinton-Obama?

Sin embargo, ni Clinton ni Obama están dispuestos a arrojar la toalla y no quieren ni oír hablar de un acuerdo por el que ambos formarían la candidatura demócrata a presidente y vicepresidente. El problema de esta fórmula es que habría que definir quién ocuparía el número uno del tándem, ya que nadie quiere ser el número dos.

Clinton trató de barrer para casa y durante una entrevista con la CBS no descartó esta posibilidad, aunque subrayó que ella tendría que ser la número uno de la lista. «Eso es lo que la gente de Ohio ha dicho claramente», señaló. «Puede ser que eso sea a lo que no estamos encaminando», añadió.

Tras las victorias de Clinton en Ohio y Texas, dos estados grandes en los que debía vencer para mantenerse en liza, y en el pequeño Rhode Island, la ex primera dama sale reforzada después de una serie negra de once derrotas consecutivas. Obama, por su parte, el martes únicamente logró imponerse en el pequeño Vermont.

Eufórica, Clinton prometió desde Columbus (Ohio), que está dispuesta a «llegar hasta el final».

«Una cosa está clara: el impulso vuelve a estar en el lado de Hillary», destacó su director de campaña, Mark Penn, en un comunicado.

Pero un responsable de la campaña de Obama, Bill Burton, realizó el análisis contrario: «Las primarias del martes eran la última oportunidad de la campaña de Clinton para lograr una diferencia significativa en el número de delegados y ha fracasado».

El propio senador de Illinois estimó ayer que «estamos en una buena posición para lograr la investidura».

En cualquier caso, tanto Clinton como Obama se hallan muy lejos de conseguir el mínimo de delegados necesarios (quedan doce estados y 611 delegados por escoger) sin tener que recurrir a los superdelegados, representantes de las estructuras del partido que no tienen comprometido el sentido del voto. Su importancia puede ser decisiva en la convención de agosto en Denver.

Pese a lograr imponerse en el estado de Texas por un 51% contra un 48%, la diferencia lograda por Clinton en número de delegados fue mucho menor.

TODOS CON URIBE

Tanto los demócratas Hillary Clinton y Barack Obama como el republicano John McCain mostraron su apoyo al presidente colombiano, Álvaro Uribe, por atacar a las FARC en Ecuador y criticaron duramente al presidente venezolano, Hugo Chávez.

George Bush da el visto bueno a su antiguo rival John McCain

El candidato republicano a la Presidencia, John McCain, recibió el visto bueno de George Bush, durante un encuentro en la Casa Blanca. De este modo, se cerraban las heridas entre dos rivales en las filas republicanas que compitieron en las primarias de 2000.

Mientras ambos realizaban campaña en Carolina del Sur, se desataron los rumores que señalaban que McCain era padre de una niña negra a la que no había reconocido. El equipo de Bush negó haber sido el autor de la filtración, pero buena parte de las sospechas recayeron en el hoy presidente.

En 2004, McCain apoyó la candidatura de Bush, en lo que fue presentado como un cese de las hostilidades entre ambos. Como senador de Arizona, McCain ha sido uno de los defensores más férreos de la invasión de Irak, tras las iniciales críticas a la gestión del conflicto por parte de Bush.

Tras conocerse la victoria de McCain en Texas, Ohio, Vermont y Rhode Island, con las que alcanzó los delegados necesarios para lograr la nominación republicana, el otro aspirante, Mike Huckabee, anunció su retirada de la contienda y mostró su adhesión al hasta ahora rival. GARA

trabajadores blancos

Según los analistas, Clinton logró la victoria en Ohio gracias al apoyo de los trabajadores blancos que ganan menos de 50.000 dólares (32.800 euros) al año, que en las encuestas habían mostrado su predilección por Obama.

calendario

Las siguientes fechas de la carrera por la nominación demócrata son Wyoming (8 de marzo), Mississippi (11), Pennsylvania (22 de abril, considerado estratégico), Carolina del Norte e Indiana (6 de mayo) y Virginia Occidental (13 de mayo).

independientes

Tanto en Ohio como en Texas Obama logró los votos de los denominados electores independientes, es decir, de aquellos que no están registrados como demócratas, que en ambos estados pueden votar en las primarios y que fueron el 30% del total.

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