«En el momento en que Uribe fue elegido, sabíamos que nuestro dolor se prolongaría»
Gustavo Moncayo es profesor de colegio en el pueblo de Sandoná en el sur del país. Partiendo de la Universidad de Nariño en ciencias sociales ha dedicado la mayor parte de su vida a la enseñanza hasta que su hijo cayó preso en un combate con las FARC.
¿Por qué marchó desde Nariño hasta Bogotá?
Soy de un estrato profesional, pero en cuanto a lo económico, de un estrato bajo. Mis gastos en viajes a Bogotá, al Caguán, llegaron a tal punto que tuve que hipotecar la casa. No tenía dinero para llamar a un medio televisivo y decir «mire, necesito que hagamos una gran marcha a nivel nacional de solidaridad por los secuestrados». Además, los medios no muestran su solidaridad, fui a la Iglesia y tampoco fue posible. Decidí dejar el trabajo y emprender la marcha con la finalidad de romper con la indiferencia y la insolidaridad. Es así que el 17 de junio anuncié mi salida hacia la ciudad de Bogotá pidiendo que nos apoyaran con una firma por el sí al acuerdo humanitario.
¿Tuvo éxito?
Se recogieron más de dos millones y medio de firmas pero el Gobierno, como siempre, busca pretextos para burlar esos actos diciendo que no es válido porque no lleva el sello de la Registraduría Nacional.
¿Qué es lo que pide?
Un acuerdo humanitario que es marco, dentro del cual está inmersa la problemática social del pueblo colombiano, y como punto inicial el intercambio de prisioneros de guerra en poder de las FARC a cambio de los guerrilleros presos en las cárceles. Dentro del acuerdo están las bases de un proceso de paz donde tienen que ver los indígenas, las comunidades negras, los sindicatos, todos, para que un acuerdo humanitario se dé en favor de la paz. El Gobierno y la guerrilla deben sentarse a dialogar, debe haber ese acuerdo humanitario, deben solucionar el conflicto, no es sólo cuántos guerrilleros a cambio de cuántos soldados, debe haber un compromiso de las partes.
Uribe mostró su desacuerdo con usted.
Hay mucha arrogancia de parte del Gobierno, muchos deseos de venganza y defiende una posición guerrerista que divide al pueblo, unos a favor de un acuerdo, otros a favor de un rescate por la fuerza sin tener conocimiento de lo que eso implica, desconociendo el dolor humano y el drama latente de los secuestrados, de los desplazados, de los exiliados y de quienes han visto morir a sus seres queridos en el fuego cruzado de los paramilitares, la guerrilla y el Ejército. Sabíamos, en el momento mismo en que fue elegido Uribe, que nuestro dolor se prolongaría.
¿Usted apoya la marcha de hoy?
Yo estoy apoyando la marcha en sí, exigiendo el acuerdo humanitario. No me interesa que haya esa división, porque lo que estamos creando es una gran brecha donde unos son partidarios del Gobierno y otros partidarios de las víctimas. Aquí se trata de buscar una alternativa de solución y dentro de esa alternativa estaría el acuerdo humanitario. Si no, vamos a pasar todo el tiempo en marchas denunciando a unos y a otros.
¿Que opina del papel de Chávez?
El trabajo que viene realizando es muy humano, con ese propósito grande de que muchas familias colombianas recibamos con alegría la llegada de nuestros seres queridos. Hay personas que durante tanto tiempo esperaban esa libertad, esperaban un gesto positivo del Gobierno y no lo conseguimos. Lo digo porque ha pasado un primer Gobierno de Uribe y no hemos encontrado el primer secuestrado libre y sí hay once muertos. Sin embargo, a través del apoyo de otro Gobierno se ha logrado la liberación de las primeras personas.
Le han acusado de ser guerrillero.
Eso es lo más triste, porque cuando uno trabaja para una causa noble hay personas que se encargan de vilipendiar ese trabajo. Para mí son terroristas detrás de un escritorio, invisibles a través del internet, que generan malestar. La senadora Piedad Córdoba y yo hemos sido víctimas de esos atropellos.