Manuel F. Trillo Profesor
Democracia, ¡qué gracia! Es demofascismo
Gobernó el franquismo con Suárez; gobernó el posfranquismo con González; gobernó el neofranquismo con Aznar; gobernó el posgonzalismo con Zapatero, y ahora pretenden que nos comamos el rosco de que viene la derecha. La derecha está instalada en el poder, siempre lo estuvo
Se convoca a los votantes (porque mientras exista la Audiencia Nacional no serán -no seremos- ciudadanos) para que revaliden en plebiscito a cuál de las dos fracciones del bloque dominante le corresponde la gestión de los bienes públicos durante los próximos cuatro años. Pues aunque lo tilden de elecciones democráticas -porque permitan que se presenten «cien comparsas» que legitiman con sus candidaturas el sistema electoral diseñado hace 30 años- todos sabemos que no hay democracia allí donde dos opciones políticas agrupan el 80% de los votos y 320 diputados. La estupidez no está reñida con la buena fe, pero se puede ser muy estúpido si se afirma que aquí hay más democracia que en la Rusia de Putin o en los USA de Bush (países líderes de la democracia corrupta).
Gobernó el franquismo con Suárez; gobernó el posfranquismo con González; gobernó el neofranquismo con Aznar; gobernó el posgonzalismo con Zapatero, y ahora pretenden que nos comamos el rosco de que viene la derecha. La derecha está instalada en el poder, siempre lo estuvo, y en las pocas ocasiones en que no lo estuvo acabaron sus gobernantes en la guillotina, como le ocurriera a Saint-Just, por mencionar a uno.
Cómo me gustaría poder acudir a las urnas para elegir a personas honradas; ese modo de elección que tenemos en los pueblos (concejo abierto) en que todos se conocen y se elige a la persona más adecuada para el asunto concreto, sin que por ello existan celos ni envidias ni menoscabo de la personalidad de los demás. Nadie hace negocio con la política, y nadie aceptaría que se hiciera política con los negocios. Pero esa madurez democrática no existe en el demofranquismo, o en el demofascismo del resto de los países, en los que ventilan la elección entre dos personajes como ocurrió en USA -Gore vs. Bush-, en Francia -Segolène vs. Nicolás-, y ¡oh! en España -Zapatero vs Rajoy-. Es tan absurdo el sistema que no se entiende que haya partidos que diciéndose revolucionarios -e incluso democráticos- mantengan sus candidaturas. Con su actitud están validando y dando sentido y legitimidad a los ladrones de la democracia. No se puede jugar a ese juego de mentiras y papeletas. Yo no acepto el demofascismo. La coherencia política conduce ahora y en todo momento, mientras persista el sistema actual, a que se retiren todas las candidaturas, y se dejen solos a los «zapaterosrajoy» comiendo su propia soledad y la basura democrática. No se puede entender que los comunistas honrados persistan en mantener las papeletas en las taquillas el día de las elecciones. No se entiende que colectivos honrados y decentes soporten que se ilegalice a otros partidos y agrupaciones -a otros ciudadanos a la postre- porque se les acuse de estar en el «umbral» de la delincuencia. No veo la dignidad en el jornalero de Marinaleda cuando acepta que existan estas aberraciones democráticas -salvo que su afán por figurar en la historia del parlamentarismo andaluz sea incontenible, aunque no pienso que sea esa la razón, sino un modo de enseñar los dientes a los burócratas de siempre-, pero pierde quien acepta competir en estas circunstancias, porque sépase que todos van cojos, ciegos, y algunos muy estupidizados -aunque lleven bandiera rosa-.
Se han convocado además elecciones en Andalucía para renovar y revalidar a la derecha cínica de Manuel Chaves -la de Javier Arenas, Cañete, y los Becerriles es eso, una derecha cerril-, que tiene a sus amigos, hermanos y demás familia bien colocada en cada lugar de Andalucía, sea pueblo o ciudad, puerto de mar o alta montaña. La familia es lo importante, lo sabía el cacique y señorito de Olvera, y también el manijero. La familia se presenta a las elecciones. Elija usted su familia.
Los andaluces pueden votar a la familia Chaves-González. Que los voten. También pueden votar a los señoritos andaluces, como Arenas o Cañete: el neofranquismo sin careta. Que los voten. ¿Y qué hacen el resto de los partidos políticos andaluces? Comer democracia y aspirar a tener grupo parlamentario, como IU y los andalucistas. Del resto de las candidaturas ni una palabra (¿alguien los ha visto en escena?). Meros comparsas de un sistema que legitiman con su sola presencia, por lo que la mayor dignidad sería precisamente que se retirasen y que dejaran solos a los que «van a ganar», es decir, a los mismos. En Andalucía el «chavismo» andaluz -como en Euskadi el «peneuvismo» o en España el «demofranquismo»- vestido con las telas de Europa y los faralaes de la lagarterana. Atado y bien atado, dijo el criminal que en su estulticia -porque era inculto y necio hasta dejarlo de sobra- jamás llegó a sospechar que tenía razón; su condición de cínico le impedía ver con claridad, pero acertaba en cuanto a la miserable condición de los políticos profesionales («todo por la pasta»).
No hay salida mientras sigamos consintiendo que con nuestros votos permanezca el estado de cosas actual.