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La OEA no «condena» a Colombia, mientras aumentan las tensiones

La Organización de Estados Americanos (OEA) no empleó finalmente la palabra «condena» en su resolución sobre la crisis abierta por la incursión militar de Colombia en Ecuador. Las dos sesiones del Consejo Extraordinario dejaron sobre la mesa un cúmulo de graves acusaciones, sobre todo, por parte de Colombia. Su vicepresidente Franciso Santos, afirmó incluso que «la relación del presidente Hugo Chávez con las FARC es una amenaza para la región».

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Tras dos días de intensos debates, Colombia y Ecuador alcanzaron ayer un acuerdo sobre el texto de la resolución con la que la Organización de Estados Americanos (OEA), que agrupa a 34 países, pretende mediar en el conflicto abierto tras el bombardeo de un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano.

Según fuentes diplomáticas, Colombia acepta que ha violado la soberanía de Ecuador, pero, a cambio, la resolución no contendrá la palabra condena, lo que supone un logro para el Gobierno de Álvaro Uribe, que contaba con el aval de EEUU.

El documento establece también la creación de una comisión exploratoria y no de investigación como había solicitado Ecuador. Su cometido sería viajar a la frontera entre ambos países para recoger datos, elaborar un informe y elevarlo posteriormente a la reunión de ministros de Exteriores, que se celebrará el día 17 en Washington.

La mayoría de países de la OEA, entre ellos, Argentina, Nicaragua, Brasil, Venezuela, Bolivia y República Dominicana se mostraron muy críticos con Bogotá por la violación de la soberanía de Ecuador. La canciller de Quito, María Isabel Salvador, reiteró que la operación contra la guerrilla fue «un planificado ataque aéreo y terrestre».

Por ello, acusó al presidente colombiano Álvaro Uribe de «haber mentido a Ecuador y a todo el mundo cuando alegó que el operativo militar se llevó a cabo en legítima defensa».

Recordó que en un nota de prensa emitida el 7 de mayo de 1996, el entonces ministro colombiano de Relaciones Exteriores, Rodrigo Pargo, se pronunció en contra de las «persecuciones en caliente». «Lo prohíben las leyes, la Constitución y los tratados internacionales firmados por Colombia», afirmó Pargo en aquel momento.

La tensión, lejos de relajarse fue en aumento, más aún tras la intervención del embajador Camilo Ospina, que elevó el tono de denuncia de Bogotá hacia los gobiernos de Chávez y Correa.

«Ofende al pueblo que algunos de nuestros vecinos sigan creyendo que las FARC representan los intereses del pueblo. Mi país reclama que las cosas sean llamadas por su nombre: las FARC son una mafia narcotraficante, que para nada representa los intereses del pueblo colombiano», subrayó.

Ospina aún fue más allá en su discurso: «¡Qué valor han mostrado los presidentes de Ecuador y Venezuela para expulsar a nuestros embajadores, dignos representantes de una democracia legítima! Ojalá mostrasen similar valor para expulsar a los terroristas de su territorio».

El vicepresidente, Francisco Santos, dio un paso más al decir que «la relación del presidente Hugo Chávez y las FARC es una amenaza. El mundo tiene que conocer la sofisticación de las relaciones. Esto es un proyecto continental que va más allá de la frontera de Colombia».

Chávez, mientras tanto, conversó con su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, que pidió a todas las partes «contención y responsabilidad» para dialogar.

La Casa Blanca acusa a Venezuela de «alimentar el conflicto»

El presidente Álvaro Uribe ha encontrado en su homólogo y amigo George W. Bush, el mejor apoyo para sobrellevar las duras críticas de la mayoría de países latinoamericanos.

El martes, Bush le llamó por teléfono para expresarle su total respaldo y pidió al Congreso estadounidense que aprobara el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia, hasta ahora algo reticente a hacerlo.

El presidente del Consejo Gremial de Colombia, Luis Carlos Villegas, anunció el envío de una carta a la presidenta del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi, para «urgirlos» a la votación de este tratado comercial.

Ayer, la portavoz presidencial de la Casa Blanca, Dana Perino, acusó a Venezuela de «alimentar el espectro de un conflicto con un país que se estaba defendiendo del terrorismo» y dejó caer la posibilidad de ayudar a su gran aliado ante el envío de tropas por parte de Caracas. El ministro de Defensa venezolano, el general Gustavo Rangel, explicó que son diez los batallones desplegados a la frontera con Colombia y que el 85% de los militares y equipos -terrestres, aéreos y fluviales- ya estaban en los lugares destinados. Incidió en que la iniciativa de reforzar la frontera «no es contra el pueblo colombiano, sino contra las ansias expansionistas del Imperio. Las verdaderas amenazas son el Plan Colombia y el Plan Patriota».

Por su parte, Ecuador movilizó una unidad de élite compuesta por 160 soldados iwia para reforzar la región fronteriza de Sucumbios. Con respecto a las tres guerrilleras heridas, el ministro de Defensa, Wellington Sandoval, señaló que serán entregadas a la Justicia ecuatoriana. GARA

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