Formaciones de jarkore hay unas cuentas en el país, aunque no se vive el mejor momento para el género, en especial después del deseo de muchos músicos de cruzar tendencias con el ánimo de hallar más puntos de fuga o, simplemente, de acomodarse mejor a la sonoridad actual. Sin embargo, desde las filas de Etsaiak no se piensa en cruces de caminos que no llevan a ninguna dirección conocida ni contrastada. Regresan al disco y optan por la estricta fidelidad al jarkore, terreno en el que se desenvuelven con enorme soltura. Estilo que, de otra parte, tratado de forma juvenil o sin demasiadas luces queda, a estas alturas, evidente y ramplón. Etsaiak tienen experiencia, son buenos músicos y se conocen al dedillo los recursos a los que hay que acudir para que el todo sea coherente, serio y, a la par, entretenido. Por eso marcan una severa distancia entre ellos y otras bandas de la misma onda. En «Apurtu arte» componen Paul, Txus y Txape. De esta variedad, en principio homogénea, surgen los matices que sitúan el cedé en similar línea del terreno que dejaron hace años, pero con el añadido de nuevas formas melódicas y guitarreras más algunos pasajes donde el punk-rock y el propio rock and roll asoman su dura cresta por encima de la celeridad habitual, como en «Otso ardi larruz». Ambición, potencia y resultados, eso es «Apurtu arte».