Escrita en 1957 por el compositor anglosajón Benjamin Britten para ser interpretada por y para niños, «El diluvio de Noé» traslada la historia bíblica de El Arca de Noé a un balneario de principios del siglo XX. La producción que se verá este fin de semana en el Arriaga -mañana, a las 18.00 y a las 20.00, y el domingo a las 18.00- fue estrenada en la Semana de Música Religiosa de Cuenca en 2007 y después ha pasado por el Teatro Real de Madrid con gran éxito.

Dirigida por el donostiarra Fernando Bernués por encargo de Emilio Aragón, está interpretada por la Orquesta Jesús Guridi de la Coral de Bilbao, por el Coro del Conservatorio de la misma asociación y por el Coro Euskeria, con la participación del Coro de Flautas de Arratiako Musika Eskola. En el reparto figuran, entre otros, Mario Gas, en la voz de Dios, y José Antonio López, en el papel de Noé. Radu Hamzea dirige la parte musical, mientras que José Ibarrola se ha encargado de una escenografía en la que «llueven botellas» y que tiene, como todo el montaje, «un toque lúdico». El vestuario, de corte fantasioso, ha sido diseñado por Gabriela Salaverri.

Fernando Bernués explicó ayer en rueda de prensa que la principal dificultad con la que se encontró a la hora de llevar a escena esta ópera fue su adaptación a los tiempos actuales. «Britten hizo una música fantástica, pero los textos, del siglo XVI, no se corresponden con los valores que queremos transmitir hoy a nuestros hijos, sobre todo en lo relativo a las mujeres y a la idea de Dios, que se presenta como un ser vengativo y trágico». La propuesta de Bernués, finalmente, es «naif y alegre, colorista y festiva», y transforma a Noé y a su familia en un equipo que regenta un balneario. Los niños, protagonistas de toda la obra, se apoderan de la escena, sobre todo como parte de un llamativo Coro de Animales. «Son 50 minutos en los que ocurren muchas cosas. Creo que la gente se va a divertir mucho», apuntó el escenógrafo José Ibarrola.