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Confirmado, la crisis de EEUU afecta a Europa

El titular que encabeza estas líneas puede parecer de Perogrullo, pero nada más lejos de la realidad. Desde que estallara la crisis de las hipotecas basura en EEUU, allá por agosto de 2007, las principales autoridades económicas europeas han tratado de demostrar que entre Europa y Walt Street hay un gran océano de por medio. Una obviedad que, sin embargo, no debería impedir reconocer que la principal diferencia del agua que baña las dos orillas, la estadounidense y la europea, es de grado, de temperatura. Esa impresión estaba ya muy extendida, desde hace meses, entre los expertos y, con su permiso, era obvia para la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, a los que su poder adquisitivo habitualmente no engaña. Sin embargo, desde las instituciones que regulan las finanzas europeas se mantenían posiciones bastante menos claras. Ayer, sin embargo, alguien a quien no se puede tildar precisamente de «antieuropeísta» o de «perjudicar las expectativas de crecimiento» por medio de bulos o lecturas tremendistas se vino a sumar a esa visión general.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, remarcó que «este es un mundo enormemente interdependiente y lo que pasa en EEUU afecta en Europa», aunque sus reflejos no tienen por qué ser «simétricos». Poco tienen que ver esas palabras con las de meses pasados. Pero es que las cifras ya no dan para muchos disimulos. Los balances de 2007, que seguían consagrando ganancias exorbitadas de grandes empresas y bancos, han permitido salvar el arranque de año... a pesar de una escalada imparable de precios de combustibles y alimentos.

Por el momento, el BCE modera las previsiones de crecimiento y confirma fuertes presiones inflacionistas. Con el mantenimiento de tipos la institución se mantiene en la posición estable que adoptara tras el estallido especulativo, pero ¿y cuando sus efectos se hagan aún más visibles en Europa? Si, como se espera, entrada la primavera afloran datos de claro estancamiento, puede que no baste con adaptar las previsiones y haya que actuar, sin tanto disimulo, ante la crisis.

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