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Ciudadanos del mundo rinden tributo a las víctimas «olvidadas» en Colombia

Decenas de miles de personas salieron a la calle en varios centenares de puntos del planeta para homenajear a las víctimas «invisibles y olvidadas» del paramilitarismo y del las «prácticas bélicas» del Estado colombiano y exigir justicia y el fin de la impunidad.

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Ciudadanos de capitales como París, Madrid, Washington, Londres, Bruselas, Caracas o Quito, entre muchas otras, rindieron ayer junto a los colombiano tributo a las víctimas «olvidadas» de la violencia paramilitar y de las fuerzas de seguridad en Colombia, las más «invisibles» de todas las víctimas, según los organizadores de esta movilización de carácter internacional, el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE).

Decenas de miles de personas se reunieron en Bogotá y en veinte ciudades y pueblos más de Colombia para expresar su apoyo a los cuatro millones de desplazados, 15.000 desaparecidos y 3.000 ciudadanos enterrados en fosas comunes por los paramilitares y las fuerzas públicas, según los datos aportados por MOVICE. En las marchas participaron el izquierdista Polo Democrático Alternativo y el centrista Partido Liberal.

Estas marchas y vigilias, que se repitieron también en 66 ciudades de Europa, Norteamérica, Australia, Asia y América Latina, querían, además, expresar la solidaridad de los participantes con los «1.700 indígenas, 2.255 sindicalistas y 5.ooo miembros de la Unión Patriótica (UP) asesinados en las últimas décadas».

«Es una marcha de solidaridad, marchamos para expresar nuestro apoyo a quienes fueron víctimas de crímenes», afirmó Iván Cepeda, hijo de Manuel Cepeda -senador de la UP ejecutado por las Fuerzas Armadas en complicidad con el grupo paramilitar AUC en 1994- y convocante junto a MOVICE.

«Más paramilitares, más masacres y más impunidad» era uno de los lemas portados por los manifestantes en Bogotá, muchos de los cuales vestían de negro. Centenares de víctimas y familiares participaron en la marcha portando fotografías de muertos y desaparecidos. Las doce columnas de marchistas confluyeron en la plaza Bolívar, en cuyo suelo se habían pintado con tiza cientos de siluetas y cuyos alrededores estaban empapelados con carteles de políticos y sindicalistas ejecutados.

Importantes grupos indígenas, con bastones de la guardia indígena (símbolo de la defensa pasiva) acudieron desde Cauca a Bogotá para denunciar la violencia que sufren.

Los medios de comunicación colombianos apenas habían anunciado estas marchas, contrariamente a lo que hicieron con motivo de la movilización en contra de las FARC que tuvo lugar el 4 de febrero, cuando realizaron una campaña informativa sin precedentes. Entonces, las embajadas coordinaron las protestas, que obtuvieron el apoyo de las autoridades colombianas. En esta ocasión, el Gobierno de Álvaro Uribe se desmarcó y el principal asesor del presidente, José Obdulio Gaviria, afirmó que el Ejecutivo no participaría porque era un acto «convocado por las FARC».

bogotá

Víctimas y familiares participaron en la marcha de Bogotá portando fotografías de muertos y desaparecidos. Importantes grupos indígenas acudieron desde Cauca hasta Bogotá con sus bastones de la guardia indígena (símbolo de la defensa pasiva) para denunciar la violencia que sufren.

londres

Justice for Colombia, Unite, Colectivo Acuerdo Humanitario y Movimiento Ecuador en el Reino Unido denunciaron frente al Parlamento y a Downing Street la política de Uribe de «apoyo al paramilitarismo» y de «ruptura con los hermanos latinoamericanos».

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