La seguridad de las máquinas en las empresas debe ser una prioridad en todos los centros de trabajo, como exige la normativa comunitaria. Sin embargo, todavía diferentes expertos en materia de prevención reconocen que es una asignatura pendiente. De hecho, se conoce que la antigüedad media del parque de maquinaria de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa está por encima de los diez años, una situación que implica una menor capacidad productiva, junto con un mayor riesgo potencial de accidentes laborales.

Coincidiendo con la Bienal de Máquina-Herramienta en Bilbao Exhibition Centre (BEC), Osalan, SPRI y la Asociación de Fabricantes de Máquina-Herramienta (AFM) hicieron público el acuerdo al que habían llegado para «el fomento de la modernización de los equipamientos productivos en la pequeña empresa». La iniciativa tripartita se inició en noviembre y cuenta ya con más de un centenar de solicitudes de ayuda para adaptar la maquinaria a las normativas de seguridad.

En relación a la Bienal, LAB constató que la mayoría de las máquinas que se expusieron en los pabellones del BEC no tenían activados los mecanismos de seguridad y prevención de riesgos, lo que a juicio de Ibon Zubiela, responsable del área de Salud Laboral, supone una irregularidad «porque estamos diciendo, desde el comienzo, que los riesgos laborales no son un elemento importante, sino algo secundario. No debe ser así». Por lo que criticó que se deje a los expositores de las máquinas que funcionen sin las garantías para la seguridad laboral.

Las pyme, las peores

En este tema hay que tener en cuenta que el tejido industrial vasco está representado por las pyme que, precisamente, son las que mayor siniestralidad y accidentabilidad presentan, pero también que las empresas deben acometer esa modernización, como fija la legislación. Además, ocurre también a menudo que en muchos casos que las empresas eliminan o anulan los nuevos dispositivos de seguridad que tienen con el único fin de producir más rápido. Esa ilegalidad se debe denunciar allí donde se produzca, porque está en juego una lesión o un accidente mortal, como ha ocurrido en varias ocasiones.

El director de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud, Jukka Takala, ha señalado que en estas empresas con bajo número de trabajadores se centra la estrategia europea, que pretende reducir en un 25% el índice global de accidentes y dar prioridad a la intervención en las pymes, «porque tienen la tasa de incidencia más elevada y, a menudo, cuentan con menos acceso a la información y al asesoramiento».

El programa acordado entre SPRI, Osalan y AFM es «fruto de la colaboración público-privada, cuenta con un presupuesto de 2,2 millones de euros y se prolongará hasta diciembre de este año», según informaron a través de una nota informativa. El mismo se enmarca en un convenio de colaboración a partir de la coordinación de estas entidades, que han visto la necesidad de abordar estrategias de apoyo a la modernización de los equipamientos productivos por parte de las empresas industriales que cuenten con una plantilla de menos de 50 trabajadores y que desarrollen su labor en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, para la adquisición de maquinaria nueva.

Esta modernización contará con ayudas económicas de 18.000 euros y, para recibir las misma se deberá firmar un compromiso para el achatarramiento de la maquinaria existente. También la adquisición de maquinaria de nueva generación deberá adecuarse a las normas de seguridad y salud laboral, incorporando los últimos avances en esta materia, según fija el convenio.