Estos días que empiezan a oler ya a Semana Santa Bart D. Ehrman narra su experiencia sobre la Biblia como libro inspirado y palabra de Dios en su obra «Jesús no dijo eso. Los errores y falsificaciones de la Biblia». Fue tarde, cuando con estudio y coraje, venciendo prejuicios y coacciones, se dio cuenta que no tiene sentido preguntarse por el original del Nuevo Testamento. Y es que no sólo «no tenemos los originales, no tenemos las primeras copias de los originales, no tenemos ni siquiera las copias de las primeras copias de los originales. Lo que tenemos son copias realizadas muchísimo tiempo después. En la mayoría de los casos varios siglos después. Y éstas difieren entre sí en miles de puntos.... Hay más diferencias entre los manuscrito que se conservan del N. T. que palabras en el Nuevo Testamento».

Algo parecido nos ocurre al escuchar determinadas informaciones en medios de comunicación sobre acontecimientos ocurridos en el mundo: que la copia nada tiene que ver con el original aunque el tiempo transcurrido sea tan sólo de minutos. Lo que es tortura es bautizado como «defensa ante el terrorismo», lo que es asesinato de estado y de sus fuerzas se pinta como en «legítima defensa». Si estuvimos en el hecho nos damos cuenta que la noticia, que se nos sirve, es besugo de huerta, producto de piscifactoría, tiene poco que ver con el hecho, ya el encuadre es pura manipulación. A Herri Batasuna la presentan junto a coches ardiendo y a Bush en medio de un verde jardín. A los palestinos de Hamas embozados y a Ehud Olmert con caramelos sobre la mesa y sonrisa amplia. ¿Por qué no presentar a Otegi entre la gente y a Zapatero observando sumiso los aviones americanos partiendo de Mallorca, cargados de presos camino a Guantánamo? ¿O al portavoz del PSOE en el Parlamento de Gasteiz, Rodolfo Ares, llevando la cartera del galoso García Damborenea y a Ramón Jáuregui, primero de la lista del PSOE por Araba, observando atento -en su época secretario general de los socialistas en Euskadi- el desarrollo de la mesa del GAL reunida en el hotel Ercilla de Bilbo?

Pascual Serrano es un periodista que nos desvela la mentira y manipulación descarada de los medios en la transmisión de noticias. Ha escrito, entre otros libros, «Perlas. Patrañas, disparates y trapecerías en los medios de comunicación», y cuenta, por ejemplo, que una crónica de «El País» del 27 de abril relata las reacciones ante la muerte de un inmigrante que llegó en un cayuco a las costas de Tenerife. El titular era «Sin lágrimas para el compañero muerto», y comenzaba el texto afirmando: «Ni se inmutaron», en referencia a cómo vivieron el resto de los ocupantes de la barcaza la muerte. «No mostraron ningún síntoma de emoción, ni una sola lágrima, ante la muerte de un compañero, en directo, segundos después de haber pisado la misma orilla», afirma la información. En cambio, así se detalla la reacción de las fuerzas policiales: «Los agentes locales de San Miguel seguían ayer anímicamente destrozados por no poder salvar la vida del joven». Y es que ya se sabe, nosotros los humanos y civilizados, ellos los salvajes sin sentimientos. Ese parece ser el mensaje.

Y el mismo Pascual Serrano cuenta en «Rebelión» que «se ha producido un gran revuelo por las imágenes de vídeo de unos estudiantes de la Universidad de Informática de Cuba haciéndole preguntas muy críticas al presidente del Parlamento cubano Ricardo Alarcón. El coro mediático presenta el caso como un amotinamiento contra el Gobierno cubano antes sus ineficiencias. Por eso vale la pena que intentemos hacer algunas reflexiones. En primer lugar, la existencia de ese vídeo muestra, de entrada, dos cosas: que en Cuba los dirigentes se ponen a disposición de los ciudadanos para que les pregunten lo que consideren. Que no existe ninguna persecución a quienes critican, puesto que pueden preguntar sin temor. Recordemos a este respecto los dos debates televisivos en estas elecciones entre Zapatero y Rajoy: todo enlatado y todo previsto, todos excluidos y todos en silencio. En 2008 como en la Edad Media: ¡ellos hablan y los demás se callan! Y nada de preguntas».

Nos repiten que EiTB, Euskal irrati-telebista, Radio-televisión vasca, es un medio democrático, que nos garantiza la objetividad de la noticia y el acceso de las gentes, de las ideas, de los ciudadanos, de los hechos, lo reitera con gestos de cara y manos la presentadora Africa cada vez que nos ofrece su telediario; un medio, dicen, del que otros deberían aprender y tomar nota. Nos dicen que en la manifestación, según la Policía Municipal, participaron 50.000. ¿Y ellos qué dicen, rebaten la mentira y la exageración? No, ellos no han contado, ellos no saben. Ellos nunca cuentan cuando es la Policía quien cuenta o cuando sostiene el Gobierno. Entonces ellos sólo repiten. Son tan sumisos que incluso hacen suyo lo que dice el Ministerio de Interior incluso sin citarlo, es la verdad del lameculismo: «la policía se vio obligada a actuar...», dicen ante una manifestación de reivindicantes con las manos en el bolsillo frente a unos policías embozados y armados con pelotas y pistolas; ellos nunca dicen nada propio, con criterio, con fundamento, que diría Argiñano, ellos repiten mensajes ya señalados con lápiz rojo. ¿Por qué ocurre esto? ¿Son tan sumisos los periodistas de EiTB?

Quizá un ejemplo lo aclare. Andoni Ortúzar fue director general de EiTB hasta el 11 de enero de 2008 por la mañana; ya por la tarde del mismo día era presidente del Bizkai Buru Batzar del PNV, máximo cargo de ese partido en Bizkaia. Siendo director eligió a dedo a todos los principales directores y puestos de radio y televisión vasca. El 11, cuando se fue, todos quedaron en sus puestos. Perdón, todos no: un día antes de ser el mandamás del PNV en Bizkaia, nombró al nuevo rector de radio. No sólo el dictador Franco dejó, a su marcha, todo atado y bien atado. También lo hacen Andoni Ortúzar y su PNV entre nosotros. ¿Cabe esperar en EiTB el original?