La precariedad y los empleos mal pagados se extienden por la UE
La precariedad laboral y los empleos mal pagados se extienden en Europa como una mancha de aceite. La Confederación Europea de Sindicatos (CES) reconoce en un informe que los empresarios plantean la flexibilidad laboral no para hacer frente a la globalización, sino para «reducir los salarios y debilitar las condiciones de trabajo», como indica John Monks, su secretario general . En Europa hay 31 millones de trabajadores que «tienen un salario de miseria».
Juanjo BASTERRA |
La Confederación Europea de Sindicatos (CES) considera, en un estudio sobre el mercado laboral europeo, que «los dirigentes de la UE deben adoptar medidas con el fin de frenar la decadencia de los empleos de calidad», ya que se ha constatado un fuerte retroceso en las condiciones laborales de los empleados europeos. Desmiente, a la vez, que la flexibilidad, como se exige desde las organizaciones empresariales, permita la generación de empleo y subraya que produce un mayor debilitamiento de los trabajadores.
La pérdida de la seguridad en el empleo en la UE está beneficiando a los empresarios, que se muestran más interesados en ofrecer empleos de baja calidad para «pagar menos» y, a la vez, tener el control sobre los nuevos trabajadores. Esa realidad que se extiende en la UE en la actualidad, es una constante en Hego Euskal Herria, debido a que la contratación que se firma cada año alcanza niveles de temporalidad elevados. De cada diez contratos, sólo uno es fijo. Esa tasa no disminuye ni en estos momentos en los que se han puesto y ofrecido las mejores condiciones de contratación a través de ayudas a los empresarios vascos.
Una investigación que ha realizado la CES en los diferentes Estados de la UE determina que «la proporción de empleos precarios y mal pagados aumenta en toda Europa», por lo que exige medidas «a fin de invertir esa peligrosa tendencia».
La Comisión Europea ha destacado recientemente que se han creado 6,5 millones de nuevos empleos, pero, a juicio de las organizaciones sindicales, «dejan mucho que desear en términos de calidad». Tal es así que el número de trabajadores con contrato temporal «aumentó en diez millones desde 1997. Un gran número de los nuevos empleos son a tiempo parcial, porque no pueden encontrar un trabajo a tiempo completo», indica la organización sindical europea.
Lo más grave en este momento, sin embargo, se encuentra en que, a juicio de la CES, cerca de 31 millones de trabajadores, es decir, el 15% de los obreros, tienen un salario de miseria, y otros 17 millones de trabajadores, el 8% de los asalariados, «viven por debajo del umbral de la pobreza».
El secretario general de la CES, John Monks, indica que «se dice a los trabajadores europeos que deben ser más flexibles con el fin de afrontar los retos de la universalización. Pero la experiencia nos revela que el debilitamiento de los derechos de los trabajadores no crea más oportunidades, sino que transforma los empleos seguros en precarios y de corta duración. Los malos empleos eliminan los buenos empleos», subraya. Acusa directamente a los empresarios de «que utilizan esa formula para reducir salarios y debilitar a los trabajadores».
Para la CES, es necesario que la Comisión Europea realice una nueva estrategia sobre empleo de tal manera que la UE «avance en la construcción del la Europa social».
El informe de la CES advierte que en el Estado español existen 6 millones de obreros con empleos vulnerables porque son temporales, de baja calidad o son falsos autónomos. En el conjunto de Hego Euskal Herria son casi 300.000 los asalariados que tienen un puesto de trabajo temporal, aunque el año pasado se firmaron 1,1 millones de contratos de trabajo, de los que un millón fueron temporales.
El deterioro de las condiciones de trabajo se extiende en la UE, según los datos pormenorizados de la CES. En Austria «se abusa» de la flexibilidad y a los trabajadores se les obliga a meter horas extraordinarias a conveniencia del empleador, aunque un 18% de las mismas no se retribuyen.
En Bélgica, los empresarios están aumentando los encadenamientos de contratos flexibles, pese a que existe un cierto control sobre los mismos. En Finlandia se está dando más baza a las agencias de trabajo temporal «que reducen los salarios». En Alemania, las empresas han iniciado una práctica de pagar «un 30% menos de lo negociado en los convenios a los obreros» y se están impulsando los «mini trabajos», que no tienen cobertura de la Seguridad Social». En Irlanda, a los emigrantes «se les pagan salarios de pobreza» y en Italia «existe una gran variedad de contratos, como en el Estado español, y se fuerza a los trabajadores a condiciones bajas a cambio de salarios inferiores». En Holanda está surgiendo un modelo de contrato a tiempo parcial, en el que la mitad del tiempo queda a consideración del empresario. «Ocurre que por un contrato de diez horas, el obrero debe debe estar disponible más de 70 horas a la semana».