El Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano, condenó ayer el «régimen de terror» chino tras los disturbios en Tíbet. Junto a ello, hizo un llamamiento a que se detenga la represión contra los tibetanos, pero consideró que China «se merece» organizar los Juegos Olímpicos.

El líder espiritual del budismo tibetano recibió, de manera excepcional, a la prensa internacional en el interior del templo de Dharamsala, una aldea de India situada en las estribaciones del Himalaya, donde vive en el exilio desde el fracaso del levantamiento armado contra la ocupación china que se registró en 1959.

Tíbet ha padecido los enfrentamientos más duros desde 1989. Los disturbios registrados el viernes en Lhasa han provocado diez muertos según las autoridades chinas. El Gobierno tibetano en el exilio incrementa esta cifra hasta los 80, «la mayoría de los cuales son tibetanos».

«En esta crisis, los dirigentes locales chinos han recurrido a la fuerza para obtener un simulacro de paz. Pero una paz y una estabilidad impuestas por la fuerza equivalen a un régimen de terror», declaró el Dalai Lama.

«Si os parece, investigad, si eso es posible. Que un organismo internacional intente investigar sobre la situación en Tíbet», reclamó.

Genocidio cultural

«Sea de manera intencionada o no, está a punto de cometerse un genocidio cultural», insistió el Dalai Lama, que afirmó que «los tibetanos son tratados como ciudadanos de segunda» en la región autónoma que China ha establecido en Tíbet.

Es la segunda vez en una semana que el Dalai Lama se manifiesta en contra de Pekín. El 10 de marzo, coincidiendo con el 49 aniversario de su huida de Lhasa, denunció «las inimaginables violaciones que China comete en Tíbet».

En cualquier caso, el Dalai Lama destacó que su postura no ha cambiado. «Seguimos apoyando la vía media», es decir, la reivindicación de una «amplia autonomía cultural» en el seno de la República Popular China en vez de reclamar la independencia.

En esta línea, mostró su apoyo a la celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín, «puesto que el pueblo chino tiene necesidad de sentirse orgulloso».

«Pekín merece acoger los Juegos Olímpicos, pero China debe convertirse en un huésped adecuada», señaló, antes de reconocer que no tiene capacidad de conseguir que cesen los disturbios de Lhasa.