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Josebe EGIA

Hecha la Ley...

Pasó el 9-M, pero el Estado español sigue en plena resaca electoral. Para los partidos políticos que han podido concurrir a estas elecciones, todo menos democráticas, es el momento de «situarse». Pasan, por tanto, a quinto plano las ofertas populistas y los cantos de sirena dirigidos a colectivos con peso en las urnas, el de las mujeres uno de los favoritos. Ahora, en el centro de la actividad política se situarán los pactos para la «gobernabilidad» -seguro que más de uno nos producirá vergüenza ajena- y se dejará para más adelante -a veces tanto que llegan las siguientes elecciones- el cumplimiento del programa electoral, en este caso el del PSOE.

El 8 de marzo en el Estado español los derechos de las mujeres, esos que tanto airean los partidos en periodo electoral, fueron transgredidos por los propios poderes públicos y, en algunos casos, incluso machacados a pelotazos: literal en Iruñea. Jueces y policías no entienden que el 8 de marzo no es propiedad de ningún partido político, sino que es el día de todas las mujeres del mundo. Ese día, cada cual en su país y con su realidad, reivindica los problemas más acuciantes que se derivan de su condición de mujer y las discriminaciones de que es objeto por ello.

Visto lo visto y la demagogia que rodea a los derechos de las mujeres, no nos puede sorprender el timo que la mayoría de los partidos -empezando por el PSOE que fue quien la impulso- han hecho a la Ley de Igualdad aprobada a bombo y platillo el 8 de marzo de 2007. Esta Ley establece que cada tramo de cinco candidatos debe respetar que no haya más de un 60% ni menos de un 40% de ningún sexo, con lo que, teóricamente, se lograría un equilibrio cercano a la paridad. Pues bien, quienes han diseñado las listas electorales han utilizado los trucos necesarios para burlar la pretensión de la Ley, de modo que los hombres no pierdan representatividad aunque sea en detrimento del derecho de las mujeres. El truco principal, el de siempre: los puestos de salida los han ocupado hombres en su mayoría y los que tenían menos posibilidades, mujeres. Además, en casi todas las listas las mujeres no pasaban del 40%.

Así, en la práctica, el mínimo de representación del 40% ha actuado como cuota para las mujeres, en vez de un límite mínimo para ambos sexos. El resultado ha sido que, a pesar de la Ley de Igualdad, en el Congreso de los Diputados hay una mujer menos que en la legislatura anterior, con lo que ellas no llegan ni al 36%. No parece casual que sea justo esta Ley la que puede transgredirse de hecho, sin que siquiera quepa impugnarla... Ahora, ¡que bien quedó el PSOE con su aprobación! lo que, por lo visto, fue el objetivo.

Lo contrario de lo que va a demostrar LAB en su próximo Congreso. Desde la «continuidad» y «punto y seguido» va a nombrar Secretaria General a una mujer, Ainhoa Etxaide. LAB en su programa propugna la igualdad entre mujeres y hombres y lo ratifica con los hechos, que es como se legitiman los discursos.

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