Jordi CARRERAS

Las colas que se formaron antes de que se pusiera a la venta -los primeros compradores estuvieron más de dos días en la calle-, evidenciaron el desmesurado interés que levantó el primer móvil de Apple. Desde que salió al mercado a finales de junio hasta el 31 de diciembre del año pasado, se vendieron 3,7 millones de unidades.

Apple vende el iPhone con una tarjeta incorporada que sólo permite activarlo con una determinada operadora de telefonía móvil, diferente en cada estado, con la que el cliente está obligado a permanecer durante dos años. Pero de los casi cuatro millones de teléfonos vendidos, sólo 2,3 han sido dados de alta con la compañía que tiene la exclusiva. De lo que se deduce que casi un millón y medio de terminales han sido «liberados» para que funcionen con cualquier operadora. Esto quiere decir que más de una tercera parte de los teléfonos vendidos o bien han ido a parar a lugares donde aún no está a la venta o bien, que si se vende, ha sido desbloqueado para funcionar con cualquier operadora.

Según se supo hace poco, la parte más importante de estos móviles ha ido a China, donde una creciente clase media no tiene reparo en pagar el equivalente a unos 500 euros para presumir del móvil de la marca de la manzana. Curiosamente China es el lugar donde los iPhones son ensamblados, por lo que estos teléfonos han hecho un largo viaje de ida y vuelta. Lógicamente el precio del móvil en cuestión también tiene mucho que ver en este nada despreciable tráfico. Pese a que cuando empezó a comercializarse costaba 600 dólares, de cara a potenciar las ventas en la campaña de Navidad, Apple lo rebajó a los 400 dólares que cuesta en la actualidad, unos 266 euros al cambio actual. En los otros lugares donde se vende de la zona euro -Alemania y el Estado francés-, cuesta 400 euros, y en Gran Bretaña, 270 libras esterlinas, unos 358 euros.

Con esta diferencia de precios, cada vez son menos extraños los viajes de dos o tres días a Nueva York con el objetivo principal de comprar unos cuantos teléfonos y vuelta a casa. De lugares como el Estado español, donde parece que se empezará a vender esta próxima primavera -a un precio que todavía se desconoce pero que podría rondar los 400 euros o tal vez más si incorporara la tecnologia 3G- también se hacen viajes relámpago para comprar este capricho. Es el caso de Carlos M. y Raül Marc P., dos jóvenes catalanes que no tienen problema en hablar si se reserva parcialmente su identidad.

Vinieron para tres días a Nueva York y compraron ocho iPhones para liberarlos y luego revenderlos. Aunque Apple limita a cinco los iphones, repartieron sus compras en dos días entre las dos tiendas oficiales de Apple de Nueva York. «Yo ya tenía uno que me trajo un amigo en diciembre pero se me cayó al suelo y se estropeó».

Teóricamente aún tiene garantía, pero como está liberado prefiero no arriesgarme y comprarme otro. Con lo que saque de los que me llevo de más, me pago el mío nuevo y el viaje me sale gratis», explica Carlos M. Y así fue, con cada uno logró unos 200 euros de beneficio, en total, unos 800 limpios. Suficiente para el billete y para su nuevo teléfono.

Muchos de estos teléfonos se venden por internet. Navegando se pueden encontrar algunos en webs de subastas, como uno que se vende sin desprecintar, y por tanto sin desbloquear, a 454 euros y subiendo. En la misma página también hay quien se ofrece a desbloquearlos por unos 25 euros.

De todas formas, a la compañía de Steve Jobbs le interesa que los compradores den de alta el móvil con la operadora que tiene la exclusiva, puesto que del recibo mensual, una parte es para Apple, y eso durante dos años. Por eso, periódicamente va cambiando y mejorando el sistema de protección de los teléfonos. Sin embargo, las trabas sólo resisten unas semanas, hasta que alguien encuentra de nuevo la manera de saltárselas. Una vez un móvil ha sido liberado, ya lo es para siempre, aunque también hay que decir que se han dado algunos casos en los que no se puede sacar todo el partido posible al teléfono.