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Iñaki Lekuona Periodista

Tacones lejanos

El presidente de la República francesa paseó sus largos tacones por Baiona. Lo hizo cariacontecido. Claro que es normal si se tiene en cuenta que acudía a los funerales militares de un paracaidista francés «asesinado» en el Chad. Es curioso, antes los soldados morían en combate, ahora los asesinan. «Cayó en el campo de honor bajo disparos desconsiderados y deliberados; es un asesinato». Desde luego Nicolas, vaya canallas estos rebeldes chadianos que no aceptan que la antigua colonia siga actuando de guardaespaldas del presidente Idriss Déby Itno, cuyo gobierno puede calificarse como poco de autoritario.

Los largos tacones del pequeño Sarkozy retumbaron en la ciudadela de Baiona, acompañado en el paso por la consternada ministra de Defensa Michèle Alliot-Marie y por el atribulado mister Pesc, Javier Solana. En efecto, Nicolas estaba cariacontecido. Sólo hace falta saber si la razón de su pena se encontraba en el cuerpo amortajado del sargento ascendido póstumamente a teniente, o bien había que buscarla en los desastrosos resultados electorales que le deparó a su partido la primera vuelta de las municipales.

De cualquier manera, los tacones del presidente entonaron una marcha fúnebre que seguramente habrá vuelto a repetir ayer tras conocer los resultados de la segunda vuelta. El pobre Nicolas se habrá vuelto pequeño, más todavía quiero decir. Carla andará buscándole otras botas de ésas de cuero que tanto le gustan, con largos tacones, más largos si cabe, tipo plataforma pero que tampoco den el cante... Pero qué canallas son tus súbditos Nicolas, qué desagradecidos. Después de lo que has hecho por ellos, tú, que has devuelto a Francia a la primera plana de todos los periódicos divorciándote de Cecilia, casándote con Carla, liberando a las enfermeras Búlgaras, mediando por los del Arca de Zoé en el Chad... Ándate con cuidado Nicolas. Se escucha el afilar de cuchillos. Los otros asesinos, esos que matan en vida para ocupar tu lugar político, están al acecho. Cuídate de tus adversarios, que saborean la euforia de la victoria, pero cuídate también de los tuyos, porque, al igual que tú apuñalaste a Chirac, otros Brutus vendrán con aviesas intenciones a palacio. Ya hay quien sueña con escuchar los tacones de tus botas alejarse del Elíseo. Pero eso es conocerte poco, ¿eh Nicolas?

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