De un lado nos acusan de «unirnos ante la campaña contra la izquierda abertzale», del otro, de mantener «infamantes pactos de gobierno». ¿Los extremos se tocan?

¿«Posicionarse contra el programa de gobierno que defendían hasta ahora»? Quien afirma esto no debe de saber bien cuál es el contenido del acuerdo: «Respeto a los derechos individuales y colectivos»; «respeto a todas las ideas»; «compromiso con las vías políticas y democráticas»; «reconocimiento de la plena ciudadanía»... ¿No deberían estos principios del programa de gobierno llevarnos a una posición conjunta y coherente ante la eliminación física de uno de nuestros conciudadanos?

Creemos, y así lo hemos defendido, que hay un principio ético que debe imperar en la izquierda; cualquier proyecto de emancipación social y transformación de la realidad tiene que tener como base el respeto a la condición humana. Este extremo no es una cuestión política, es una cuestión pre-política.

Por «estética», y ante las presiones internas y externas, podríamos haber roto el pacto en el momento, pero por «ética» y «coherencia» decidimos aguantar el tirón e intentar dentro de nuestras posibilidades darle una salida consensuada. Extremo que no se ha podido sustanciar, aunque hayamos respetado (no compartido) la decisión de ANV. ¿Puede asegurar Olaso que dentro de ANV no ha habido quien se ha planteado un rechazo del atentado? ¿Qué es lo que hemos hecho más allá de lo que la inmensa mayoría de Arrasate ha pensado y sentido?

Ni «nuevas coaliciones», ni «desplazamiento del poder» ni «seguir en el gobierno municipal». Tenemos un programa y un compromiso, también una ilusión: que podamos entre todas y todos resolver el conflicto. El futuro no se puede sustentar en descalificaciones, sino en el respeto y la aceptación de todas las ideas.