Fermín Gongeta Sociólogo
El enlace no localizable de la esquizofrenia del Estado
El enlace no localizable es la fuente y origen de la esquizofrenia de un gobierno completamente catatónico, sin movilidad, voluntad ni propósito de escuchar y atender los derechos y reivindicaciones de Euskal Herria, sin voluntad de realizar y ejecutar juicios justos y en Derecho
Nunca es demasiado tarde para conseguir lo que nos pertenece por derecho, nuestra independencia. A pesar de que eliminaron el derecho al voto de doscientos mil ciudadanos «ordinarios», como antiguos peones, del día nueve de marzo; y en Iruñea la víspera, el ocho, el Día Mundial de la Mujer trabajadora, hirieran a más de 30 mujeres. «El patriarcado iba vestido de azul y armado de porras y peloteras» (GARA, 08-03-14).
Hace treinta y un años, el 18 de febrero de 1977, el diario «Le Monde» publicaba un artículo de Gilles Deleuze que entre otras cosas afirmaba: «El viejo fascismo, por muy actual y poderoso que sea en muchos países, no es el nuevo y actual problema. Se ha instalado todo un neofascismo comparado con el cual el antiguo fascismo viene a ser una figura folclórica. En lugar de ser una política y economía de guerra, el neofascismo es una alianza mundial por la seguridad, por la gestión de una `paz' no menos terrible, con una organización concertada de todos los pequeños temores, pequeñas angustias, que hacen de todos nosotros otros tantos microfascistas, encargados de ahogar cada cosa, cada rostro, cada palabra un poco fuerte, en su calle, en su barrio...». Esto se escribía entonces y no era premonición, sino evidencia.
Tampoco fue coincidencia, sino visión de la misma realidad lo que en aquellas mismas fechas llevó a Jean Paul Sartre a escribir: «Vivimos en una época de mitificaciones. Leyendo la prensa, escuchando la radio y viendo la televisión, como se agita y mueve el presidente de la República, se podría creer que nos encontramos simplemente en un momento un poco difícil, pero que no tardará en mejorar... con algunos sacrificios... de las gentes más desfavorecidas... El vientre de donde un día salió la bestia inmunda, continúa fecundo».
El año 1977 en Euskal Herria empezó afectándonos la matanza de los siete abogados en Atocha. Luego fue el deplorable fracaso de las reuniones entre los partidos abertzales en Xiberta. La semana pro-amnistía entre el 8 y 15 de mayo se saldó con siete manifestantes asesinados y numerosos heridos. En julio y agosto la Marcha de la Libertad recorrió la geografía de Euskal Herria finalizando en Arazuri, corriendo con la policía en los talones.
Nació el eurocomunismo -Carrillo, Marchais y Berlinguer-, mientras el Estado español se acicalaba y aderezaba para presentar un rostro más democrático ante el mundo y presentaba su candidatura para formar parte de la CEE; una Europa que tras la «crisis del petróleo» del 74 unía sus fuerzas más reaccionarias, porque el vientre de la bestia inmunda continuaba fecundo. La denominada amnistía, en 1977, sirvió únicamente para lavar la cara a la dictadura y proseguir el Gobierno haciendo lo mismo.
Luego en Euskal Herria la lucha continuó más virulenta, saturando las cárceles con opositores a los caprichos antide- mocráticos del Gobierno. Ahora estamos donde lo dejamos, y más. ¿Y después?
«Así comienza el fascismo -escribe Françoise Giroud-. Nunca dice su nombre, trepa, flota, cuando enseña la punta de la nariz, la gente se pregunta: ¿Es él? ¿Tú crees? ¡No hay que exagerar! Y después, un día te coge de sopetón y es demasiado tarde para expulsarlo».
Es la máquina esquizofrénica.
La máquina esquizofrénica esta hecha a base de piezas y de elementos llegados de diferentes máquinas ya existentes. En el límite el esquizofrénico construye una máquina funcional con los últimos componentes adquiridos o aprendidos, que nada tienen que ver con el contexto, pero que van a relacionarse los unos con los otros, absurdamente, a base de no tener relación entre ellos. Es como si la distinción real, la disparidad de las diferentes piezas, consiguiera ser la única razón para juntarlas y hacer funcionar el conjunto a través de lo que los químicos denominan enlaces no localizables (Gilles Deleuze).
Es el enlace no localizable el que hace al juez Garzón y a la Audiencia Nacional afirmar que todo es ETA; a Rubalcaba detener a todo opositor en Euskal Herria aunque sea únicamente opositor de conciencia; a Angela Murillo ejercer de anfitriona de una de tantas farsas y enredos judiciales medievales; y a la comparsa del Gobierno vascongado continuar ejerciendo su papel de rígida y cerrada servidumbre.
He aquí el quid de la cuestión: el enlace no localizable es la fuente y origen de la esquizofrenia de un gobierno completamente catatónico, sin movilidad, voluntad ni propósito de escuchar y atender los derechos y reivindicaciones de Euskal Herria, sin voluntad de realizar y ejecutar juicios justos y en Derecho.
Ese estupor paralizante ante ETA, como si se tratara de la molécula gigante del nacionalismo de Euskal Herria, que abarcara a todos los opositores, hace que las máquinas estatales y autonómicas aparezcan inmóviles y paralizadas en su pensamiento y en su nula voluntad de escuchar. Máquinas congeladas en largas y rígidas actitudes que pueden conservar y mantener, de manera esquizoide, durante días y años. Desde Franco y antes que él.
A pesar de todo, jamás es demasiado tarde para conseguir lo que nos pertenece por derecho, nuestra independencia como pueblo.