Beijing desmiente al exilio tibetano en medio de la presión internacional
China se defendió ayer de las acusaciones del Parlamento tibetano en el exilio al afirmar que no utilizó armas contra los manifestantes, mientras se incrementaba la presión internacional a tan sólo cinco meses del inicio de los Juegos Olímpicos.
GARA |
El presidente de la región autónoma de Tíbet, Qiangba Puncog, aseguró ayer en rueda de prensa durante la sesión de la Asamblea Nacional Popular que la Policía y el Ejército chinos «no hicieron uso de armas», aunque sí de gases lacrimógenos y agua a presión, para reprimir las manifestaciones de la semana pasada que, según Beijing, se saldaron con trece muertos, todos ellos civiles, y sesenta heridos. Los testigos, sin embargo , apuntan lo contrario.
«Me gustaría saber si hay algún Gobierno defensor de la democracia y vigencia de la ley que toleraría tal violencia», señaló, para añadir a continuación que «estoy indignado porque la camarilla del Dalai Lama y algunos occidentales hayan llamado `protestas pacíficas' a los incidentes». El gobernador insistió ayer en que cualquier intento independentista de Tíbet está condenado al fracaso.
Qiangba Puncog indicó que la mayoría de los muertos fallecieron en los incendios (300, según dijo), causados por «las turbas furiosas de tibetanos», aunque una de las víctimas, según el gobernador, fue rociada con gasolina y quemada viva. Esta misma fuente señaló que ninguno de los fallecidos sería tibetano, al contrario de lo que aseguran fuentes tibetanas en el exilio, que acusan a Beijing de haber matado a un centenar de personas (varios cientos, según el Parlamento tibetano en el exilio de Dharamsala -India-).
Los disturbios en Tíbet, los más graves de las últimas dos décadas, han puesto de manifiesto la división en el propio exilio tibetano en India, entre la antigua generación del Dalai Lama (líder político y espiritual tibetano en el exilio, de 71 años de edad), apóstol de la no violencia y partidario de la autonomía, y los jóvenes más radicales que reclaman la independencia del país. El Congreso de la Juventud Tibetana (TYC) criticó ayer la posición tradicionalmente moderada del líder del budismo tibetano, reclamó el mantenimiento de las movilizaciones hasta lograr la independencia y aseguró que China «no merece» los Juegos Olímpicos.
Mientras la calma parecía haber volver a Lhasa, se incrementaba la presión internacional. La mayoría de las capitales occidentales, no obstante, juzgaron contraproducente un posible boicot a los Juegos Olímpicos, limitádose a realizar llamadas a la contención a China y a instar a buscar una solución política que ponga fin a la crisis, mediante el diálogo con el Dalai Lama.
El Dalai Lama renunció a reivindicar la independencia de Tíbet y apuesta por una amplia autonomía cultural, frente a las generaciones de jóvenes que exigen la independencia y confían en que esa «vía media» se reexamine.