¿Qué ocurre en Houston? ¿Cómo es posible que una franquicia que parecía desahuciada tras la lesión de Yao Ming haya sido capaz de alcanzar la segunda racha de victorias más larga de la historia de la NBA? ¿Cuánto aguantarán los Rockets como líderes de la Conferencia Oeste? Son múltiples las preguntas que los seguidores de la NBA se vienen haciendo estos días viendo el milagro que está ocurriendo en Houston.

Todo parecía complicarse cuando los Rockets se enfrentaron el domingo por la noche a Los Angeles Lakers -que acudía sin Pau Gasol. lesionado en un tobillo- con el liderato del Oeste como objetivo. Pero Houston salió airoso del envite, con victoria por 102-94, primer puesto en el bolsillo y con un nuevo pilar sobre el que basar su juego en el futuro próximo.

Esta vez no fue Tracy McGrady el encargado de guiar la suerte de los Rockets como lo viene siendo desde que se lesionase Yao Ming. El protagonista estelar de los de Houston en el partido ante los Lakers fue Rafer Alston. El base logró 31 puntos con una espectacular serie de 8 triples de 11 intentos.

Alston pasa por ser un jugador recuperado para el baloncesto de elite tras caer a los infiernos de la liga de desarrollo, competición donde la NBA envía a jugadores con oficio con posibilidades de ser repescados. Ha tenido que ser tras la lesión de Yao cuando el base ha empezado a ser una pieza clave en el baloncesto de Houston. Sin el gigante chino en pista, Alston puede imprimir un juego más rápido al partido, además de disponer de más tiros. Todo ello ha contribuido a que su concurso sea mucho más equilibrado que en los dos años anteriores.

Por el camino, Alston ha dejado en la cuneta a todo un All Star como Steve Francis, que volvió a Houston tras rebajarse el sueldo con la intención de sentar la cabeza y buscar un anillo en un lugar conocido. Hoy en día Francis no cuenta para Rick Adelman, entrenador jefe de Houston.

Secundarios de lujo

Sin embargo, en Houston no todo el juego empieza en McGrady y acaba en Alston. Existe un conjunto de secundarios, hoy por hoy, de auténtico lujo, que apuntalan el trabajo de la estrella y su fiel escudero. Sin Yao Ming, la cuota de tiros y la posibilidad de asumir responsabilidades ha aumentado para el resto de jugadores.

Tal es el caso de Shane Battier y Luis Scola. El alero es un jugador de equipo ejemplar, capaz de defender a las estrellas de perímetro de los equipos rivales, jugarse canastas importantes y anotar desde más allá de la línea de siete metros con cierta facilidad. El ala-pívot argentino, por su parte, va ganando enteros ahora que conoce mejor la competición. Sus posicionamientos a la hora de coger rebotes ha mejorado y tiene vía libre para lanzar de cuatro o cinco metros.

El modelo de baloncesto que lució Rick Adelman cuando fue entrenador de Sacramento Kings a finales de los 90 y primeros años de esta década tiene más posibilidades ahora que no hay que esperar a que llegue Yao para empezar el ataque.

Claro que ese puede ser precisamente el talón de Aquiles de los Rockets. Para llegar lejos en los play offs es necesario que el juego interior de un equipo sea, por lo menos, capaz de compensar los quilates y la velocidad del perímetro. Y es ahí, en el juego interior, donde Houston flojea. El buen momento que vive Scola no significa que todo esté dicho. Con el veterano Dikembe Mutombo en pista, mirar al banquillo en busca de un jugador alto de garantías es como mirar al desierto. En Houston han de esperar que el milagro continúe.