Curtido en mil batallas, el capitán rojilo vuelve a saborear el regustillo de ser titular, sobre todo por el ambiente de El Sadar, fruto de «las ganas que le he puesto para demostrar que no estaba acabado y que podía competir al nivel que lo hacía hace tres o cuatro temporadas».

¿Fue el de este pasado domingo su partido más completo de la temporada?

Quizás me tocó intervenir en más jugadas, me pegaron todas (se ríe) y estuve más en el ajo. Ha habido otros encuentros anteriores en los que he actuado menos y nos han creado más problemas, aunque he terminado satisfecho. En cualquier caso, acabé contento este partido contra el Valladolid porque no tuve ningún error y casi la fortuna de estar a punto de hacer un gol.

Hubiera sido su segundo consecutivo, una marca histórica en su palmarés.

Y casi imposible, porque lo de anotar goles de manera consecutiva es más para los que están arriba. En mis ocho años en Primera creo que he anotado una decena de dianas. De todos modos, habrá que seguir intentándolo, queda mucha temporada por delante y estamos sacando muy bien las faltas, por lo que hay posibilidades. Con lo peleados que están los puntos, las jugadas a balón parado van a ser importantísimas.

Incluso dispuso de otra oportunidad de cabeza pasados los veinte minutos, pero no consiguió rematar bien el balón.

Fue un envío más fácil que el primero, pero quise meter la cabeza demasiado pronto y, en lugar de darle con la frente, toqué la pelota con la parte de arriba de la cabeza, por lo que se me fue desviada. Me vi tan solo que quizás me sorprendió un poco.

Pese a su gran momento de forma, ¿ve peligrar el puesto con la recuperación de Miguel Flaño, un fijo en el eje de la zaga hasta que se lesionó?

Tanto Josetxo como yo estamos ahora mismo al mejor nivel de la temporada, pero la elección sobre los nombres para cubrir dos puestos es cuestión del míster. El hecho de que los tres estemos tan bien hace que la posición de central en Osasuna esté muy cara, muy competida y que el nivel haya subido. Se está viendo que nadie quiere dejar de jugar y es uno de los puestos que mejor está funcionando porque el año pasado superamos la cifra de sesenta goles encajados y este año llevamos la mitad.

¿Hay algún secreto para su segunda juventud?

Después de haber estado ocho años jugando todos los días, la verdad es que afrontaba los partidos sin la ilusión del principio. Posteriormente, me encontré en el banquillo, coincidiendo con el paso de la barrera de los treinta años, y me dí cuenta de que no iba a disponer de muchas oportunidades para disfrutar de partidos, especialmente de los de El Sadar. Eso y las ganas de demostrar que no estaba acabado y que podía competir al nivel de hace tres o cuatro campañas me ha hecho superarme. Cada día que pasa, la experiencia me dice que la cabeza es bastante más importante que el físico, tanto a nivel individual como colectivo.

Es cierto que por aquella época ya muchos le daban por jubilado.

Es normal, llevan mucho tiempo viéndote, además hice una temporada bastante mala siendo titular, un sector pidió mi cabeza por el fallo que se me achacó en la final de Copa... La verdad es que pasé un año bastante malo, me vi de ser un jugador aclamado a todo lo contrario, pero aquello ya se pasó. Cuando he vuelto a disfrutar de la titularidad, lo he hecho estando muy metido y concentrado, con el deseo de volver a vivir sensaciones perdidas. Es quizás por ello por lo que el año pasado y éste he vuelto a rendir a un buen nivel.

¿Y ello le abrirá las puertas para prorrogar un año más su relación contractual como jugador de Osasuna?

Cuando renové por una campaña, el tema estaba pendiente de la evolución de mi rodilla, de cómo iba a responder. En el caso de que hiciera una temporada decente, quedamos emplazados a entablar conversaciones para ampliar mi relación con el club un año más. Me imagino que cuando acabe la Liga, nos volveremos a juntar y hablar del próximo año, pero ahora hay que centrarse en el objetivo del equipo, aunque mi predisposición y creo que la del club son buenas para renovar, si todo acaba bien.

Y para ello hay que conseguir la permanencia. Reto que se está haciendo complicado. Pese a no perder en los últimos cuatro encuentros y haber obtenido ocho puntos de doce, la distancia con el descenso se ha visto paradójicamente recortada.

Es cierto, pero la situación es mejor. Estamos convencidos de que si ganamos el domingo se va a abrir brecha porque hay cuatro equipos a dos puntos de nosotros y algunos pincharán. Eso supondría dejar a algunos conjuntos a cinco puntos y, con el gol average, a seis, a falta de dieciocho puntos en juego.

Se vuelve a la situación de hace quince días. El punto de Valladolid, al igual que el de Villarreal, será bueno si se consigue superar al Betis.

Estoy convencido de que ese empate lo valoraremos dentro de unos días. Cuando acabó el partido ya comenté que había que darle más mérito a ese punto por el hecho de no haber perdido que por el de haber intentado ganar. Está el gol average y que no es lo mismo darle los tres puntos a quien está contigo en la pelea que a alguno de los conjuntos de arriba.

En cualquier caso, va a ser un partido raro después de lo ocurrido en el Ruiz de Lopera este pasado sábado. ¿Es una ventaja para Osasuna?

Más que favorecer a Osasuna, perjudica al Betis. Estar pendiente de si los próximos partidos los va a disputar en tu estadio o vas a tener que desplazar- te a otro campo no es algo bueno. De todos modos, nosotros tenemos que ver que estamos en una buena línea en casa, que estamos jugando bien, que el Betis es un conjunto que últimamente se nos ha dado bastante bien y que la mitad de la permanencia nos la jugamos el domingo.