Iñaki Badiola confirmó en la rueda de prensa ofrecida ayer su intención de prescindir de trabajadores del club sin pagarles la indemnización que les corresponde de 45 días por año trabajado. Preguntado por los despidos, dijo que «pensamos que la Real como cuerpo en Zubieta y Anoeta está sobredimensionada para Primera y para Segunda. Queremos reestructurar eso. Igual nos confundimos, pero consideramos que va a ser muchísimo mejor para el club. Eso va a suponer que determinadas personas hagan más funciones, que otras realicen menos y creemos que otras deberían buscar otras opciones laborales».

Sobre su idea con las indemnizaciones que deberían recibir los que sean despedidos, Badiola señaló que «lo trataremos con Manu Urbieta, Mikel Sanjuan y con los abogados. Lo primero que se les comunica es ver si tienen otras opciones laborales. Venimos con un modelo diferente, un proyecto nuevo y a los dos se les comunicó que no contábamos con ellos y que podían seguir en sus puestos hasta que se incorporen de manera definitiva otras personas. Eso no es una comunicación de despido. Les hemos avisado para que busquen otras opciones en un espacio de tiempo. La idea es prescindir de sus servicios porque hay otras personas que creemos que lo van a hacer mejor».

Siete salidas y otras en camino

A pesar de que antes y después de las elecciones declaró que contaba con todos los que encontraba en el club, ya ha despedido a Iriarte, ha forzado la salida de Coleman y Kean y, además de los casos de Urbieta y Sanjuan adelantados por GARA, se ha unido ya una trabajadora de Anoeta. No les da la carta de despido y deben acudir cada día al trabajo en una situación incómoda y desagradable con la que pretende forzar su marcha para que pierdan su indemnización.

Otros trabajadores saben que van a seguir el mismo camino. El día a día permite que cada uno sepa si entra o no en sus planes y a los que les ha tocado la cruz les toca vivir una situación tan incómoda como injusta y criticable. Porque ya es duro que a alguien se le despida, pero más como pretende Badiola con incomodidad, sin pagar lo que les corresponde y con la hipótesis de que pueda dejarles en mal lugar en público como a Iriarte.

En esa situación está por ejemplo una institución como Juanan Larrañaga, que no tiene ninguna responsabilidad, como todos los demás, de que la Real esté en Segunda o mal económicamente. Badiola desmentía hace dos semanas que fuera a despedirle y decía que contaba con él y ayer, tras todos los movimientos adelantados por GARA que le dejan en evidencia, señalaba que «no se le ha comunicado nada. Si llega un nuevo director deportivo y estima que no es la persona idónea, ocurre como a mí con los accionistas».

Medidas graves y evitables

Para esto los accionistas deben estar informados y viven anestesiados por el populismo de su presidente y los resultados y la imagen de su equipo. Deben saber que Badiola estudia fórmulas extraordinarias para conseguir que los despidos le salgan gratis. Desde el seno del club se piensa que Badiola va a solicitar a la delegación de Trabajo una regulación de empleo. Esta medida, en caso de ser aceptada, implica pagar sólo veinte días por año trabajado y con un tope de doce mensualidades actuales. Pero la due diligence puede ser utilizada para pedir otras medidas aún más graves para que despedir le salga gratis.

Todas ellas implicarían que la Real llegue al año del centenario en una situación tan extraordinaria como injustificada porque la situación no es tan grave como la que va presentar Badiola para justificar unas medidas tan graves. A pesar de todo lo que ha manifestado su presidente, GARA ha podido saber que la tesorería del club no ha necesitado ningún euro suyo para pagar el 50% de las fichas de los jugadores en el mes de enero y para tener una actividad normal.

Con los escasos dos millones de euros que ha aportado el presidente realista no se ha llegado ni a pagar todos los gastos motivados por sus fichajes, de los que una parte ha tenido que afrontarlos la Real. La situación es muy mala, pero con un ascenso en junio, sería cambiada por la gran mayoría de los equipos de fútbol y serían injustificables medidas extraordinarias, máxime para un club en el que el presidente dice que no para de poner dinero, que va a hacer cuatro fichajes y que desde agosto volarán millones de euros desde los aeropuertos de Pekín y Shangai a las arcas realistas.

Si los accionistas de la Real consienten que el club quede en esa situación, que se paguen millones de euros en fichajes para cinco meses, se decreten medidas extraordinarias y se despida a los trabajadores gratis, quedará claro que tienen el presidente que se merecen.