El cineasta santanderino Jesús Garay ha querido rendir un homenaje a Barcelona, «la primera gran ciudad de occidente que es atacada sistemáticamente desde el aire con medios modernos, en una ofensiva que dura tres días. Es un tipo de bombardeo nuevo el que ordena Mussolini a su fuerza aérea destacada en Baleares. La aviación va a ser el arma del futuro indudablemente y este experimento va a culminar en Nagasaki. A partir de entonces las guerras van a ser de otra manera; el horror ha llegado a un límite en el que una ciudad puede ser arrasada». El director de ``Mirando al cielo'' ha querido reflexionar «sobre el tiempo y la memoria» con un documental ficcionado que protagonizan los actores Paolo Ferrari y Gabriela Flores.

El estreno de la cinta tuvo lugar el lunes, día en el que se celebraron en Barcelona otros actos de recuerdo a las víctimas de aquellos sucesos. «Fue una jornada muy emotiva», comentó ayer Fermín Muguruza, autor de la banda sonora de la película que llegará el viernes a las salas comerciales.

Entre la calma y la tempestad

La productora ejecutiva, Isona Passola, explicó ayer que su equipo sigue desde hace ya una década la trayectoria de Fermín Muguruza y que no dudó en proponerle para que musicara la cinta de Jesús Garay. El de Irun aceptó el reto de crear la banda sonora de su primer largometraje, una tarea que le ha resultado gozosa a la vez que costosa -admite- «porque soy muy obsesivo trabajando».

Primero tuvo que alcanzar el consenso con el director sobre el sonido que debía acompañar a las imágenes. «Él me proponía música clásica, así que pensé en utilizar instrumentos como el cello o el violín junto a los que forman parte de mi universo musical como la guitarra acústica e incluso la eléctrica, y ritmos muy vanguardistas. Todo esto gustó a Jesús, aunque algunas cosas eran muy audaces y las tuvimos que descartar». Fermín recogerá su aportación al filme en un CD, que aparecerá publicado en abril y que incluirá los cortes que finalmente no se escuchan en la película.

Por su parte, el director expuso que optó por un documental ficcionado «porque si quería que la película tuviera ciertas cotas poéticas necesitaba recurrir a elementos de ficción».

Garay reúne en Barcelona a un artillero republicano que ha perdido la memoria y a un pilota fascista que imparte un curso sobre Dante Alighieri, «los dos como supervivientes de un conflicto ahora lejano pero del que todavía hoy se pueden desprender algunas enseñanzas, las que giran alrededor del coraje y la culpa, y la constante necesidad de la memoria», dice. La ciudad se convierte en la auténtica protagonista del relato y se escuchan los recuerdos de algunos de los supervivientes, más de uno ha cumplido ya los cien años. El punto de vista de una documentalista, que reúne estos y otros testimonios, «es el que vertebra la película», comenta Garay.