Maite SOROA
«El Mundo» contento con el PNV
Y siguen con las lecturas post electorales. Alguna, por cierto, bien curiosa. Como la que hacía ayer el editorialista de «El Mundo». Primero echaba cuentas: «los seis diputados de los nacionalistas vascos, sumados a los 169 del PSOE, alcanzan los 175 escaños. El que falta para completar la mayoría absoluta, que son 176, podría salir de cualquiera de las formaciones del Grupo Mixto -CC, BNG, IU, NB, ERC- que con 11 diputados es el tercero más numeroso de la Cámara». Y, tras dejar constancia de que «a Zapatero ni siquiera le ha hecho falta llamar a la puerta del PNV», advertía que «ha sido este partido el que ha movido ficha en el tablero poselectoral con una rapidez sorprendente. El nuevo líder, Iñigo Urkullu, se ofreció ayer al PSOE para llegar a un pacto y, consciente de que el referéndum de Ibarretxe es un obstáculo, se desmarcó públicamente de los planes secesionistas del lehendakari. Dijo Urkullu que el PNV e Ibarretxe `son dos planos diferentes'. El líder nacionalista vasco sólo pone como condición que el Gobierno de Zapatero le garantice el `blindaje' del Concierto Económico». Y eso, claro, le parece muy bien a Pedro J. Ramírez.
Ahora viene la de cal: «La jugada de Urkullu dice mucho sobre la naturaleza despiadada de la política. El presidente del PNV llegó al puesto gracias a que Ibarretxe le hizo la vida imposible a su antecesor, Josu Jon Imaz, que defendía las posiciones moderadas hacia las que ahora gira Urkullu. Este parece a punto de dejar tirado en la cuneta al lehendakari».
Y a renglón seguido la de arena: «Seguramente Ibarretxe, amante de la práctica del ciclismo, se sentirá como los corredores a los que su equipo abandona a su suerte en el arcén. Los nacionalistas vascos han mostrado incluso su disposición a apoyar a José Bono -considerado hasta anteayer el azote del nacionalismo- como presidente del Congreso. No cabe mayor muestra de pragmatismo. La actuación del presidente del PNV deja a Ibarretxe y a su referéndum en una situación insostenible, aunque desde el punto de vista de los intereses generales, si Zapatero atrae al PNV hacia la moderación -cosa que está por ver- ello sería beneficioso para España» Y malo para Euskal Herria, cabría añadir.