Crisis de Estado en Bélgica
Apoyado por flamencos, temido por valones
GARA | BRUSELAS
Con un apoyo más que sólido entre la comunidad flamenca, que le apoya a pies juntillas, el principal reto al que se enfrenta Yves Leterme es el de convencer a los valones, que se muestran desconfiados y no creen que puede gobernar Bélgica en beneficio de las dos naciones que forman este estado europeo.
Pese a ser presentado como un líder radical flamenco, Leterme, de 47 años, es bilingüe y habla perfectamente flamenco y francés. Es hijo de padre valón y de madre flamenca.
En cuanto al carácter, Leterme se sitúa en las antípodas de su antecesor, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, quien pese a perder las elecciones, paradójicamente, ha sido el encargado de intentar salvar la crisis en la que se ha sumido Bélgica al estar nueve meses sin Gobierno después de las elecciones.
Si Verhofstadt es elogiado por su carisma y sus dotes de orador, Leterme se caracteriza por su austeridad y su seriedad, hasta el punto de que muchos lo consideran distante. Son como la noche y el día.
Pese a que Leterme ha dulcificado mucho su discurso, no ha podido evitar los recelos con los que le acogen los valones, que le ven como el heraldo de una Flandes ávida de un mayor autogobierno que desemboque en la independencia.
Escenas como la de la celebración de la victoria electoral el pasado 10 de junio, en la que sólo se veía la bandera flamenca del león negro sobre fondo amarillo y la ausencia total de tricolores belgas acentúan esta imagen.
Sus meteduras de pata tampoco le han ayudado a mejorar su imagen entre los valones. Como cuando dijo que los francófonos eran «intelectualmente incapaces» de aprender flamenco, o que los belgas sólo tienen en común un rey, la cerveza y una selección de fútbol.
Pero lo que no le perdonan los valones es que confundiera el himno belga con el francés «La Marsellesa». Seguramente, lo haría porque ambos les son igual de ajenos a los flamencos.
Mientras que el 45% de los ciudadanos flamencos muestran su confianza en Leterme para que pueda desarrollar su labor de Gobierno, entre los valones este porcentaje cae hasta el 10%. Una muestra más de la división del Estado belga.
El primer ministro saliente, Guy Verhofstadt, presentará mañana su dimisión ante el rey Alberto II. A continuación, Leterme leerá en el Parlamento la declaración de formación de Gobierno. Si, como se espera, es apoyado, será investido.
«Habrá un aumento salarial para todos los que trabajan», afirmó el ministro de Finanzas y líder del MR valón, Didier Reynders, en declaraciones que recoge la agencia Belga. El nuevo Gobierno ha acordado una reforma fiscal.
10 de junio
El democristiano flamenco CD&V y sus aliados independentistas de N-VA vencen en las elecciones. Yves Leterme afirma que busca impulsar una amplia reforma para dotar de mayor autogobierno a Flandes.
15 de julio El rey Alberto II encarga a Leterme la formación de Gobierno.
23 de agostoLas desaveniencias entre flamencos y valones hacen que Leterme arroje por primera vez la toalla.
29 de setiembre
El rey vuelve a encargar a Leterme que forme Gobierno.
7 de noviembre
Pulso entre partidos flamencos y valones. Una votación que favorece a los flamencos en un distrito de la periferia de Bruselas pero, poblado mayoritariamente por valones, desata las hostilidades.
1 de diciembre
Nuevo fracaso de Leterme, que presenta al rey su dimisión.
21 de diciembre
El primer ministro saliente, Guy Verhofstadt, recibe el encargo de formar Gobierno.
25 de febrero
Acuerdo para una minirreforma del Estado, que relega a una segunda fase, en julio, los verdaderos problemas.
20 de marzo
Fecha prevista para que Leterme tome posesión como nuevo primer ministro belga.
Los nueve meses que han tardado las formaciones belgas para acordar la formación de un Gobierno en Bélgica evidencian la profunda crisis de identidad que vive este Estado, en el que flamencos y valones viven dándose la espalda.
