Mirar a los hechos para entender las palabras
La Asamblea celebrada por el PNV, el pasado sábado en Bilbo, parece haber abierto la espita en un partido que se resiste a ver cuestionado el papel hegemónico que juega en la escena vasca, ya por la fuerza de los votos, ya por la aritmética de los pactos. Desde esa reunión se han sucedido las intervenciones de representantes jeltzales, todas ellas con el mismo sentido: el de recobrar protagonismo en la escena pública y situar en segundo plano la pérdida de 117.000 votos el 9-M.
Ateniéndonos a lo escuchado en los últimos días, no parece exagerado afirmar que el PNV está poniendo todo de su parte para facilitar un acuerdo con el PSOE. Ese compromiso puede interesar también a Madrid, pero con el aura de vencedor es más fácil fijar las condiciones. El suelo para ese acuerdo lo ha puesto el ministro de Interior, Pérez Rubalcaba, al devolver al marco de la discusión política el denominado plan del lehendakari. Eso sí, al mismo marco en que ya se le dijo que no. Tras escuchar a unos y a otros, parecen claras dos cosas: la primera de ellas, que el PNV está dispuesto a posponer, cambiar y amoldar cuanto haga falta de esa propuesta con tal de accesder a la categoría de socio preferencial a ojos del PSOE, a pesar de que los números no le den para ello; la segunda idea que cobra fuerza es que a cambio de propiciar un entendimiento que, si nos atenemos a los apoyos intercambiados a lo largo de la última legislatura, nunca ha dejado de existir, el PNV podría aspirar a conseguir contrapartidas muy limitadas. Su mayor logro podría ser el arrancar algún compromiso para que la figura del lehendakari deje de verse vapuleada burdamente en instancias judiciales.
No obstante, más que interpretar con mayor o menor acierto las palabras, lo más sensato es atenerse a los hechos y en las últimas horas se han dado varios significativos: PNV y PSOE han cerrado un acuerdo en Caja Vital; mientras, Lakua ha excluido a EHAK del reparto de cinco millones en subvenciones para los partidos presentes en la Cámara de Gasteiz y las Juntas Generales alavesas han bloqueado las cuentas a ANV.