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El Dalai Lama amenaza con dimitir si persiste la violencia en Tíbet

El Dalai Lama amenazó ayer con dimitir como líder político y espiritual de los tibetanos si la situación se mantiene «fuera de control» en Tíbet, en cuya capital, Lhasa, reinaba ayer una tensa calma. El Dalai Lama respondió así al primer ministro chino, Wen Jiabao, que le acusó de haber orquestado los disturbios de la pasada semana, que, según Beijing, se saldaron con trece muertos y, según el exilio tibetano, al menos con noventa y nueve.

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El Dalai Lama negó ayer cualquier responsabilidad en los incidentes violentos que la semana pasada sacudieron Tíbet y amenazó con abandonar su cargo como líder espiritual y político de los tibetanos si la situación se deteriora en Lhasa, la capital del país, y la violencia se «descontrola». El anuncio fue realizado durante una rueda de prensa en Dharamsala, al norte de India, donde mantiene su exilio desde 1959, tras un alzamiento fallido contra China.

El primer ministro chino, Wen Jiabao, había afirmado con anterioridad tener «las pruebas» de que los disturbios de Lhasa fueron alentados por el Dalai Lama para «sabotear los Juegos Olímpicos» y anunció una investigación. «Es más que evidente que estos incidentes han sido organizados, premeditados, planeados e incitados por la camarilla del Dalai Lama», señaló.

Wen reconoció por primera vez que los incidentes violentos se propagaron a algunas regiones de China pobladas por tibetanos, en particular a la provincia de Gansu, en el noroeste, donde, según el Gobierno tibetano en el exilio, ayer murieron diecinueve manifestantes.

El Dalai lama recibió a los periodistas en su residencia de Dharamsala, desde donde invitó a las autoridades chinas a investigarle. «Cualquier investigación será bienvenida», señaló. «Se pueden comprobar varias de nuestras oficinas. Pueden examinar mi pulso, mi orina, mis deposiciones, todo», añadió para defenderse.

Independencia

En su comparecencia garantizó que tibetanos y chinos pueden vivir «al lado unos de otros» y reiteró que la reivindicación de independencia está «fuera de cuestión». Insistió en que «no debemos dejar que se alimenten sentimientos antichinos», a pesar de reiterar que Tíbet vive bajo «un régimen de terror».

El primer ministro Jiabao, por su parte, al ser preguntado sobre posibles contactos entre Beijing y el Dalai Lama, repitió que el líder tibetano debe renunciar primero a la independencia y que, «entonces -agregó-, nuestra puerta estará abierta para un diálogo con él».

El Dalai Lama renunció hace años a reclamar la independencia de Tíbet, bajo control de China desde 1951, y adoptó la llamada «vía media», consistente en demandar una amplia autonomía cultural.

Ayer declaró que «si la situación se mantiene fuera de control, mi única opción es renunciar completamente». Ante los peores disturbios vividos en Tíbet desde hace dos décadas, el Dalai Lama negó haber alentado esas movilizaciones violentas y dijo no estar en condiciones de decir a los tibetanos «hacer esto o no hacer esto». «Por favor, ayudad a contener la violencia tanto por parte china como por parte tibetana», pidió.

Dirigiéndose a su pueblo, que se está manifestando en Tíbet y en todo el mundo, le exhortó a «no utilizar la violencia» y añadió que «si las pasiones de ambos lados se alivian, podremos trabajar», asegurando que «en una horas podríamos solucionar este problema». La cuestión tibetana se discute desde 2002 con responsables chinos.

Wen Jiabao acusó al Dalai Lama de haber querido «sabotear los Juegos Olímpicos», causando desórdenes en Tíbet y éste reiteró su negativa a llamar al boicot de ese evento deportivo que tendrá lugar en verano en Beijing. «Sería ilógico castigar a millones de chinos», afirmó.

China mantiene que las fuerzas de seguridad no dispararon contra los manifestantes, muchos de ellos monjes budistas, y que las víctimas «inocentes» fueron salvajemente ejecutadas por los «amotinados tibetanos».

Entretanto, las fuerzas de seguridad chinas continuaron ayer con la represión de las protestas procediendo a realizar registros casa por casa en Lhasa y llevando a cabo detenciones, treinta, según la agencia Reuters, desde el fin del ultimátum gubernamental. Las autoridades chinas, por su parte, aseguraron que un centenar de personas se entregó a la Policía tras tomar parte en las protestas.

Linchamientos

Antes de que la situación se calmara en Lhasa, varios turistas llegados de Nepal aseguraron haber visto cómo jóvenes tibetanos apedreaban y golpeaban a ciudadanos chinos, a los que acusan de destruir su cultura y modo de vida por su llegada masiva a la región del Himalaya, e incendiaron varios establecimientos comerciales.

«Era una explosión de cólera de los tibetanos contra chinos y musulmanes», señaló a la agencia France Press John Kenwood, un joven canadiense de 19, quien describió las escenas vividas como de «extrema violencia». «Los jóvenes actuaban y los mayores les jaleaban», dijo.

saboteador

El primer ministro chino, Wen Jiabao, acusó al Dalai Lama de haber impulsado los disturbios de Tíbet con el objetivo de «sabotear» los Juegos Olímpicos, que se celebrarán en Beijing en verano.

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