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Malestar entre ganaderos de Lerin por el «trato de favor» a la empresa Martiko

La instalación de una granja de patos en Lerin por parte de la empresa Martiko SA ha generado un gran malestar entre los ganaderos de la zona, por entender que esta firma recibe un «trato de favor» por parte del Gobierno de Nafarroa y del Ayuntamiento de esta localidad.

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En febrero del pasado año varios ganaderos de Lerin, Cárcar, Azkoien, Marcilla y otros pueblos de la Zona Media de Nafarroa ya denunciaron ante el Ayuntamiento de Lerin, la Policía Foral y los responsables de Sanidad Animal del Gobierno navarro que la granja de patos de la empresa Martiko SA no cumplía la legislación vigente en cuanto a distancias mínimas respecto a otras explotaciones, tal como establece el Real Decreto 1084/2005.

En concreto, la instalación de Martiko SA se iba a ubicar a poco más de 100 metros de otra granja ya existente y a unos 400 metros de un polígono de Lerin. Pese a ello, el Ayuntamiento de esta localidad le concedió la licencia de actividad, y también contó con el visto bueno del Gobierno de Nafarroa.

A lo largo de este año ha ido aumentando el malestar entre los ganaderos afectados por la granja de Martiko, e incluso algunos de ellos se han visto abocados a poner en venta sus explotaciones, porque no les conceden permiso para ampliarlas y hacerlas rentables.

«La ley tiene que ser igual para todos. No hay derecho a que a unos les dejen hacer lo que les da la gana, aunque sea ilegal, y a otros nos exijan que cumplamos todo a rajatabla», declaró a este periódico Francisco Navascués, ganadero de Lerin cuya familia tiene dos granjas de pollos cerca de la explotación de Martiko. Según señaló, en Nafarroa existen decenas de ganaderos que también se están viendo obligados a vender sus explotaciones porque les niegan los permisos para ampliar las instalaciones ya existentes.

En lo que se refiere a la granja de Martiko en Lerin, el propio Francisco Navascués informó de que cuenta con unos 10.000 patos. A este respecto, denunció que está incumpliendo la normativa vigente, ya que están encerrados uno por uno en pequeñas jaulas y no se respetan los espacios mínimos que marca la ley para los animales enjaulados.

También en Azkoien

Un problema similar al de Lerin se viene produciendo también en Azkoien (Peralta), cuyos ganaderos han mostrado su rechazo a los nuevos planes urbanísticos debido a que tendrían que desplazar sus granjas si quieren ampliar la explotación.

Los ganaderos piden al Ayuntamiento que ofrezca soluciones, bien reduciendo la distancia mínima que tiene que haber desde la granja hasta la población, o bien creando un nuevo polígono ganadero más alejado del pueblo.

Además, constatan que en los últimos años se ha ido expandiendo el núcleo urbano de Azkoien, lo que ha hecho que las distancias entre las granjas de animales y el pueblo sean cada vez más pequeñas.

Distancias mínimas

La normativa vigente establece que las nuevas granjas de animales deben respetar unas distancias mínimas respecto a otras explotaciones ya existentes y a los núcleos de población, lo cual no se cumple.

El Defensor del Pueblo admite que hubo irregularidades

En su día, la asociación ecologista Gurelur ya presentó ante el Defensor del Pueblo de Nafarroa una queja por la instalación de la granja de patos de Martiko en Lerin, y recientemente este organismo le ha dado la razón. Mediante una resolución, el Ararteko afirma que la actividad de la granja de Martiko se ha realizado de forma irregular y que ha podido lesionar el derecho al disfrute de un medio ambiente adecuado.

La queja de Gurelur ante el Ararteko y otros organismos estuvo motivada por el hecho de que el proyecto presentado por Martiko SA vulneraba «gravemente» la normativa que regula el desarrollo de este tipo de instalaciones. En concreto, alegó que conculcaba el articulado sobre las distancias mínimas que hay que respetar respecto a explotaciones ya existentes, para evitar riesgos higiénico-sanitarios. La normativa establece un mínimo de 500 metros, mientras que la granja de patos se colocó a poco más de 100 metros de otra que lleva varios años en funcionamiento.

El Ararteko también constata que la granja de Martiko comenzó a funcionar sin tener la preceptiva licencia de apertura y sin estar acabada su construcción. GARA

Espacio protegido

La asociación Gurelur ya presentó en su día una queja ante el Ararteko y otros organismos por este motivo, y también porque el proyecto afectaba a espacios protegidos por normativas europeas.

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