En ocasiones, oigo muertos
«Llamada perdida»
M. I. | DONOSTIA
La versión original japonesa de «Llamada perdida» era la película más floja de cuantas se han estrenado aquí de Takashi Miike, en cuanto clara concesión a la comercialidad alejada de sus obras más personales. Se apuntaba a la moda de fantasmas asiática de una forma descarada, a través de una nueva y forzada vuelta de tuerca a la amenaza psicológica que representa el desarrollo tecnológico. El aparato infernal que perturba la tranquilidad de los vivos es el teléfono móvil, utilizado como medio perverso a través del cual se comunican los muertos.
El inevitable remake norteamericano es un calco, por lo que no promete grandes sorpresas, incluso respecto la ambientación naturalista, respetada para hacer más inquietante las presencias fantasmagóricas y voces espectrales. El encargo le ha sido encomendado al francés Eric Valette, conocido por su discutible realización «Malefique», donde ya copiaba demasiado a la canadiense «Cube», de Vincenzo Natali, al proponer también un único espacio cerrado con un reducido grupo de personajes. Teniendo en cuenta que «Llamada perdida» coincide en la cartelera con «The Eye», que es más de lo mismo, hay que hablar de un claro hartazgo temático y estilístico dentro de un muy agotado cine de terror que, a este paso, no van a soportar ni los más adictos.
Título original: «Blindsight».
Dirección y guión: Lucy Walker.
Producción: Sybil Robson-Orr.
Fotografía: Petr Cikhart y
Keith Partridge.
Música: David Christophere y
Nitin Sawhney.
Intérpretes: Sabriye Tenberken, Erik Weihenmayer, Tenzin, Dachung, Gyenshen, Kyila, Tashi Pasang.
País: Inglaterra, 2006.
Duración: 104 minutos.
Género: Documental.