Mateo Garralda, un trotamundos con la ilusión de engrosar todavía más su brillante palmarés
Como un chaval con zapatos nuevos. Así se siente Mateo Garralda ante la etapa deportiva que va a iniciar por tierras danesas. Cuando ya más de uno le daba por retirado, el Kolding le llamó para formar parte de su plantilla y el burlatarra no se lo pensó dos veces.
Natxo MATXIN
Si le respeta el físico, Mateo Garralda asegura tener todavía cuerda suficiente como para dar mucha guerra en las pistas. A sus 38 años, este trotamundos del balonmano es uno de los jugadores de cancha más longevos del circuito europeo y, en estos momentos, el que mejor palmarés acumula en activo, excepción hecha de algunos cancerberos, como es el caso de su amigo Thomas Svensson y el que fuera compañero en el Barcelona, David Barrufet.
«Intento hacerme un hueco y meterme entre ellos -comenta el burlatarra, entre risas-, pero los porteros duran más». Comenzó muy joven en el Balonmano Burlada, pero a partir de ahí su trayectoria ha sido meteórica. Siempre en conjuntos de alto nivel, fue fichado por el Granollers para recalar posteriormente en el Atlético de Madrid (1992-94), Teka (1994-96), Barcelona (1996-1999), Portland San Antonio (1999-2006) y Ademar León (2006-08), donde no iban a prorrogarle su contrato.
Medalla de oro y nombrado mejor lateral derecho del Mundial de 2005 en Túnez, ha disputado cuatro juegos olímpicos consecutivos desde 1992, consiguiendo el bronce en Atlanta96 y Sydney2000, además de otras tres medallas de plata en campeonatos europeos (1996, 1998 y 2006), junto a otra de bronce en la edición de 2000. A nivel de clubes, lo ha conquistado prácticamente todo, destacando sus seis copas de Europa, cuatro supercopas, dos recopas y una EHF, a lo que hay que sumar seis ligas Asobal, dos copas y otras dos copas Asobal.
Con este impresionante palmarés, cualquier otro deportista se conformaría a estas alturas con un más que merecido descanso, pero entonces no sería Mateo Garralda. De carácter fuerte en la pista e incluso temerario a la hora de encarar las defensas rivales, siempre ha destacado por su espíritu de lucha, contagiándolo al resto de sus compañeros, algo muy apreciado por quienes tienen que dirigir un equipo desde el banquillo.
Reconoce que él es más «de estar metido en el lío, aportar y ayudar en la cancha», si bien confiesa que en estas dos décadas que lleva en activo, el balonmano ha perdido precisamente ese «trabajo y lucha en equipo, en juego táctico», imponiéndose más el apartado individual porque «los jugadores de ahora son mejores técnicamente». Ejemplo palpable de ello ha sido el reciente Europeo, «en el que no hay más que comparar la Rusia o Suecia de hace diez años con la de ahora, el nivel táctico antes era mayor».
Una llamada de Boesen
Una llamada telefónica a mediados de diciembre de su ex compañero en el San Antonio Lasse Boesen le bastó al burlatarra para embarcarse en una nueva aventura, por primera vez en una escuadra fuera de la Asobal. Entre las razones para optar por la oferta del Kolding danés, la expectativa de «enriquecerme a nivel de táctica, con un balonmano claramente nórdico y en un país que acaba de proclamarse, con todo merecimiento, campeón de Europa, lo que no deja de ser algo bueno para mí», explica.
Rondando la cuarentena, no es fácil encontrar a deportistas que se animen a afronar una experiencia de estas características, pero si algo no le han faltado a Garralda durante su prolongada trayectoria deportiva han sido ganas, uno de los secretos de su éxito y longevidad. «Cuando te apasiona lo que haces, se nota en el trabajo, en el cariño que le pones a las cosas, y ello hace que puedas durar más, a pesar de los problemas físicos o de que te vengan mal dadas», apunta.
Esa profesionalidad también es de obligado cumplimiento en el cuidado corporal si se quiere dilatar la estancia entre la elite. El navarro reconoce que sin la aportación del preparador físico José Luis Hernández -se va con él al Kolding-, quien le ayudó a superar una grave lesión de espalda, «no estaría jugando al balonmano a este nivel».
Aunque el conjunto danés le ha firmado hasta 2011, Garralda es consciente de que será complicado cumplir con dicho compromiso, al menos como jugador, por lo que podría iniciar alli una andadura como técnico a la que no se cierra porque «si te apasiona lo que haces, debes seguir ligado a ello». Quién sabe si en un futuro no muy lejano volverá por estos lares como entrenador.