«Bélgica puede esperar un futuro próspero si acepta el cambio», destacó ayer el nuevo primer ministro belga, Yves Leterme, en referencia a las mayores cotas de autogobierno que reclaman los flamencos en el marco de una profunda reforma del Estado federal.

«Nuestro país, Bélgica, sigue siendo un país en el que se vive bien, que posee muchas cosas y del que nos podemos sentir orgullosos. Es un país que puede girar la cabeza y ver un pasado rico y que puede esperar un futuro próspero si está dispuesto al cambio», declaró Leterme, líder de los democristianos flamencos (CD&V), en su primer discurso como jefe del Gobierno federal belga.

«Cada uno de nosotros vivirá en un país mejor si tenemos el coraje de unir nuestros esfuerzos, de trabajar juntos y de ser verdaderamente solidarios para luchar juntos para alcanzarlo», añadió ante la Cámara de Diputados, durante el acto en el que sucedió a Guy Verhofstadt.

De este modo, se cerraba una de las crisis políticas más graves que ha vivido Bélgica, ya que las negociaciones para formar Gobierno se han prolongado durante nueve meses desde las elecciones.

«No hemos perdido el tiempo durante estos meses. Nos han demostrado claramente que es necesario alcanzar un nuevo equilibrio entre las comunidades, las regiones y el Estado federal», añadió Leterme. Pese a cerrarse la crisis política, el Estado belga se enfrenta al reto de afrontar una reforma constitucional profunda para responder a la creciente demanda de mayor autogobierno de los flamencos, entre quienes el sentimiento independentista crece de manera continuada.

«Se ha demostrado claramente que una nueva reforma del Estado es necesaria, una reforma en la que cada ciudadano de este país, sea flamenco, valón, bruselense o germanófono, se verá beneficiado», destacó Leterme, que añadió que su Gobierno trabajará para que a mediados de julio esté preparada la reforma constitucional.

Apoyo crítico del N-VA

El N-VA, formación independentista flamenca que concurrió a los comicios en coalición con el CD&V de Leterme, mostró un apoyo crítico al nuevo Gobierno. Cinco de sus seis diputados votaron a favor del Ejecutivo, pero su líder, Bart de Wever, se abstuvo.