Crónica | Kurdistán, un pueblo sometido
La represión en Wan muestra la nula voluntad de Ankara
En los hospitales de Wan (Van, en turco) aún quedan varias decenas de heridos por la represión policial contra quienes querían festejar el pasado sábado el Newroz en esta ciudad kurda. Dos de ellos se encuentran en un estado aún muy grave: uno por un disparo de bala, otro por los golpes que recibió. A muchos de los que ya se han recuperado les llevaron directamente a la comisaría.
Laia ALTARRIBA Wan (Kurdistán Norte)
Cahit Bozbay, responsable de la Asociación de Derechos Humanos (IHD) en Wan, explica a GARA que hasta 200 personas fueron detenidas a lo largo de los tres días (de sábado a lunes) que se prolongaron los enfrentamientos en la ciudad. De ellos, ya son 36 los que han enviado a la cárcel de alta seguridad (conocidas como «tipo F», reservadas para los presos políticos) del mismo Wan o de otras poblaciones. Además, sigue vivo en la mente de muchos habitantes el hombre de 35 años que murió el mismo sábado por una de las muchas balas que ha disparado la Policía en las calles de Wan estos días.
Eran las nueve de la mañana del sábado 24 cuando cientos de personas abarrotaban la calle frente a la sede del DTP en la ciudad de Wan. En los alrededores se habían juntado entre 4.000 y 5.000 personas para celebrar el Newroz, pues a pesar de la prohibición expresa que había hecho el Gobierno de la provincia (a manos del AKP de Erdogan), muchos querían repetir la multitudinaria celebración del día anterior en Diyarbakir. No se querían quedar sin las hogueras, los cantos, los bailes ni los mítines del Newroz (el Año Nuevo kurdo y fiesta nacional). Pero a pocos metros estaban varias unidades de la policía.
Giyasettin Gultepe, presidente de Goç-Der (la asociación que defiende a los tres millones y medio de personas que en los años 90 fueron expulsadas de sus pueblos por no querer colaborar con el Ejército turco contra el PKK), estaba allí junto a varios diputados del DTP y otros dirigentes de la ciudad. Se les acercó el jefe de Policía para decirles que se marcharan, y ellos le pidieron que les dejaran festejar el Newroz en la calle durante una hora y que luego se marcharían, pero el diálogo se cortó porque la respuesta vino en forma de carga policial contra todos los que estaban allí concentrados.
Gultepe explica que entró junto a otra gente en el edificio del DTP para refugiarse de los golpes. Pero les siguieron varios policías que les dispararon gases lacrimógenos. Obligaron a golpes a las decenas de personas que se habían encerrado en la sede a juntarse en una de las salas. Una mujer y un hombre resultaron heridos y tuvieron que recibir atención médica. Mientras, varios agentes de la Policía rompían ventanas y registraban los despachos; se llevaron papeles y otros materiales, ademas de a 40 personas detenidas. Entre los arrestados está el presidente del DTP en Wan, Abdulrahman Dogar, que ha sido uno de los que han enviado a la cárcel.
Mientras tanto, en la calle, policías antidisturbios uniformados y otros vestidos de civiles pero con largos palos amenazadores en la mano golpeaban cualquiera que encontraran. Cahit Bozbay, de IHD, muestra un video donde se les ve rodeando y apaleando a un grupo de mujeres que están en el suelo con los coloreados vestidos kurdos, abrazándose entre ellas y tratando de protegerse de los golpes.
A los policías les ayudaron camiones equipados con cañones de agua para dispersar a los manifestantes. Además, varios de los agentes iban armados con pistolas. Bozbay explica que estas pistolas son nuevas, que Wan es el primer lugar donde se usan, y que son gobiernos de la Unión Europea quienes se las han vendido a Turquía para que pruebe cómo funcionan. El día anterior del inicio de los enfrentamientos, el mismo jefe de la policía de Wan contaba por la televisión local que tenían estas armas nuevas y que las iban a usar «contra los terroristas».
«La represión que hemos vivido estos días en Wan y otras ciudades kurdas muestra que el Gobierno turco no tienen ninguna intención de resolver el conflicto por la vía del diálogo», lamentaba Giyasettin Gultepe en declaraciones a GARA.