El estreno absoluto de «Danzas secretas» tendrá lugar el día 31 en el Palacio Euskalduna de Bilbo, y la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) volverá a interpretarla el 1 de abril en el Baluarte de Iruñea, dentro del décimo programa de abono de la Sinfónica, que esta vez no visitará Donostia y Gasteiz.

«Danzas secretas», un encargo que la OSE hizo al compositor bilbaino para celebrar su veinticinco aniversario, estará dirigida por Arturo Tamayo e interpretada por la arpista Frédérique Cambreling.

Autor, director e intérprete presentaron ayer en rueda de prensa esta obra, de 25 minutos y cuatro movimientos -«Escondida», «Inmóvil», «Oscura» y «Absorta»-, en la que «la idea de la danza está siempre ahí, pero de una forma estática y oculta», según explicó Luis de Pablo, como en algunas piezas de Debussy a quien «adora» y en quien tiene «un punto de referencia», aunque su música no tenga nada que ver con la del compositor francés.

De Pablo admitió que abordó la creación de su última obra como «un desafío», atraído por hacer del arpa el elemento solista, un privilegio del que no goza este instrumento en la música contemporánea, pese a estar «omnipresente» en la mayoría de las composiciones.

«Ésto es lo que me atrajo», indicó el autor bilbaino, quien descubrió hace tiempo, en contra de la opinión dominante en la segunda mitad del siglo XX de que «la forma concertante era un paso atrás en la evolución del compositor», que en la relación del instrumento solista y la orquesta se podía encontrar «una mina de novedades», un «manantial de ideas».

En ese camino considera que tiene «cuerda para rato» y le gustaría escribir un concierto para viola y orquesta, aunque asegura que «la madera», por ejemplo el oboe, «está ahí también para quien quiera hacerlo».

De momento, con «Danzas secretas» entiende que ha conseguido que el instrumento solista ayude a la orquesta a «sonar de otra manera», una opinión que también comparte Frédérique Cambreling, quien aseguró que en pocas obras «se combina tan bien el arpa con una orquesta de esta magnitud».

De Pablo resaltó que «la música no puede sino sugerir», que su «expresividad es vaporosa y ésa es su gran fuerza». «Un error que se suele cometer es pensar que las palabras lo pueden decir todo. El ser humano es mucho más rico que la palabra. A los músicos nos ha gustado hacerlo así», apostilló.

Arturo Tamayo, al que le une una amistad de años, destacó la «solidez» que mantiene De Pablo como «compositor prolífico» y como «trabajador innato».

Grabación

Tamayo, además de llevar la batuta en los conciertos del estreno, dirigirá del 2 al 5 de abril la grabación de «Danzas secretas», que junto a «Frondoso misterio», el concierto para violonchelo y orquesta del autor vizcaino, integrará el undécimo volumen de la colección de compositores vascos de la OSE.

Defendió la «política de encargos» y alabó la que lleva a cabo la Sinfónica de Euskadi, además de la necesidad de que se efectúen grabaciones para «documentar la tradición».

«Faltan muchas grabaciones de muchos autores y eso, más que una tristeza, es un escándalo», sentenció.