Al-Sadr insta a sus milicianos a poner fin a la lucha y retirarse de las calles
El clétigo chií Moqtada al-Sadr llamó ayer a sus seguidores a «retirarse de las calles» y poner fin «a toda manifestación armada» en Basora y otras ciudades iraquíes, un día después de que les instara a resistir. El anuncio se produjo poco después de que el movimiento sadrista y el Gobierno de Nuri al-Maliki iniciaran conversaciones para poner fin a los combates entre seguidores del clérigo y tropas iraquíes y ocupantes desde el 25 de marzo.
GARA |
«Debido a la responsabilidad religiosa, para detener el derramamiento de sangre iraquí, para mantener la reputación y la unidad del país y de su pueblo; para defender su independencia y su liberación de las fuerzas de las tinieblas; y para apagar el fuego de la división encendido por los ocupantes y sus seguidores, llamamos a la responsabilidad del pueblo iraquí y pedimos el fin de las manifestaciones armadas en Basora y en todas las demás provincias», anunció el clérigo chií Moqtada al-Sadr en una declaración difundida en la ciudad de Najaf tras varias horas de negociaciones entre el Bloque Político de Moqtada al-Sadr y el Gobierno, para poner fin a los combates que desde el 25 de marzo han causado al menos 300 muertos.
El anuncio fue realizado un día después de que instara a sus milicianos a resistir y a no entregar sus armas a un Gobierno incapaz de acabar con la ocupación del país.
En la declaración de ayer, Al-Sadr, que desmintió que sus partidarios controlen armamento pesado, dejó claro también que no se responsabilizará de «quienes porten armas y ataquen a miembros de los organismos de seguridad e instituciones del Gobierno iraquíes, y sedes de partidos políticos», en referencia a elementos armados ajenos a su milicia.
Además, pidió al Gobierno títere de Irak que cese las incursiones «arbitrarias e ilegales» y de las detenciones masivas de sus seguidores y apruebe una amnistía general y «libere a todos los detenidos que no han sido condenados, en particular a los del movimiento sadrista».
Instó a sus partidarios a cooperar con las administraciones del Gobierno para garantizar la seguridad, acabar con los crímenes, favorecer la vuelta a casa de los desplazados por los combates, respetar los derechos humanos y rematar los proyectos de construcción y servicios.
El llamamiento al cese de los enfrentamientos se produjo poco después de que fuentes cercalas a Moqtada al-Sadr informasen de que su Bloque Político y el Gobierno iniciaron el sábado un diálogo para poner fin a los enfrentamientos entre milicianos del Ejército del Mahdi, brazo armado del movimiento sadrista, y tropas iraquíes, apoyadas por las fuerzas invasoras. Según estas fuentes, una delegación gubernamental llegó el sábado por la noche a la ciudad de Najaf, para negociar con representantes del clérigo chií.
La jornada de ayer amaneció en calma, aunque en Bagdad y Basora se mantenía la prohibición de circular debido al toque de queda, que ha sido prorrogado hasta hasta fecha indefinida. A pesar de que los bombardeos de la coalición invasora continuaron ayer sobre algunos barrios de Basora y de que los combates en el populoso barrio de Ciudad Sadr, bastión del Ejército del Mahdi, persistían ayer, los milicianos sadristas comenzaron a retirarse de las calles tras recibir las órdenes de al-Sadr. «Obedecemos nuestras órdenes, pero, a pesar de ello, los americanos siguen atacándonos desde el aire», dijeron.
El Gobierno, sin embargo, afirmó que mantendrá su operación en Basora, donde ha encontrado una fuerte resistencia del Ejército del Mahdi, hasta cumplir sus objetivos. El primer ministro, Nuri al-Maliki, no había citado explícitamente al Ejército del Mahdi como objetivo de la operación que supervisó personalmente desde Basora, sólo señaló que quería eliminar «elementos criminales» que aterrorizan a los civiles. Pero su Gobierno exige desde hace meses la disolución de esta potente milicia que no controla.
El clérigo chií pidió al Gobierno el cese de las incursiones «arbitrarias e ilegales», así como las detenciones masivas de sus seguidores y la aprobación de una ley de amnistía general.
Más de treinta personas murieron ayer en diversos ataques en Irak. Entre los más graves comunicados por las autoridades iraquíes está el ocurrido al norte de Bagdad, donde un helicóptero estadounidense provocó la muerte de doce personas. En Saniya, fallecieron otras siete, entre las que se encontraban tres mercenarios a sueldo de EEUU, en un ataque suicida con coche bomba, y en Dhuluiya, cinco policías murieron en un ataque a una patrulla.