Al-Maliki se compromete a dejar de perseguir a las milicias chiíes
Nuri al-Maliki, primer ministro iraquí, ordenó el cese de las detenciones arbitrarias de los milicianos chiíes del Ejército de el-Mahdi tras el acuerdo que ha permitido acabar con los enfrentamientos en Basora y Bagdad. Estas instrucciones contrastan con las de hace una semana, en las que llamó a acabar con «los criminales» a las órdenes de Moqtada al-Sadr. Su férrea resistencia ha obligado a al-Maliki a desistir de sus intenciones.
GARA |
El primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, ordenó ayer el cese de las detenciones arbitrarias de los milicianos chiíes, mientras que Moqtada al-Sadr agradeció a sus seguidores que hubieran obedecido la directriz de abandonar el uso de las armas tras una semana de combates.
Estos signos de relajación se producen después de que el mes de marzo haya sido uno de los más sangrientos en la reciente historia de Irak, con más de mil muertos, más de la mitad de ellos a consecuencia de los enfrentamientos registrados la pasada semana entre milicianos chiíes de al-Sadr y los soldados del Gobierno colaboracionista de al-Maliki.
«El primer ministro ha ordenado que cesen todas las operaciones y las detenciones arbitrarias», indicó un comunicado de la oficina de al-Maliki. Pese a ello, destacó que «se actuará vigorosamente contra cualquier grupo armado que aparezca en público».
Estas instrucciones contrastan con las que el propio al-Maliki dio hace apenas una semana, cuando lanzó una operación contra las milicias de al-Sadr en la ciudad de Basora, el principal puerto petrolero de Irak.
Sin mencionar directamente a la milicia de Moqtada al-Sadr, el Ejército de el-Mahdi, al-Maliki llamó a «acabar con los criminales que siembran el terror entre los civiles de la segunda ciudad de Irak [Basora]».
Los combates se extendieron desde Basora al resto del sur de Irak, mayoritariamente chií, y a Bagdad, donde los barrios en los que el Ejército de el-Mahdi tiene presencia también fueron escenario de enfrentamientos.
Según las cifras oficiales, estos combates provocaron al menos 416 muertos y un millar de heridos.
En marzo, al menos 1.082 iraquíes perdieron la vida, lo que supone un aumento del 50% respecto a febrero. Este dato confirma una tendencia al alza de la violencia en el país, según las cifras oficiales iraquíes.
El domingo, Al-Sadr hizo un llamamiento a sus hombres a que se retirasen de las calles y a que cesaran los combates para evitar el aumento de víctimas.
Ayer, les agradeció que hubieran obedecido sus órdenes a través de un mensaje manuscrito que fue fotocopiado y distribuido entre sus seguidores. «Os saludo y os agradezco que hayáis hecho frente a las dificultades, que hayáis sido pacientes y obedientes, que hayáis defendido vuestra tierra, vuestro pueblo y vuestro honor», resaltó al-Sadr.
Ni en Basora ni en Medina al-Sadr (Bagdad) se veía ayer rastro de los milicianos del Ejército de el-Mahdi.
Al-Maliki: «Victoria»
Mientras, al-Maliki calificó de «victoria» lo sucedido tras los enfrentamientos de Basora y anunció un plan «para normalizar la situación en la ciudad tras el éxito alcanzado».
De este modo, al-Maliki prevé enviar 10.000 soldados más a Basora y desarrollar programas para restablecer servicios públicos y construir viviendas para los pobres.
Gran Bretaña decidió «hacer una pausa» en la reducción de su contingente en Irak, inicialmente programada para esta primavera, debido a la situación de Basora, según anunció ayer el ministro de Defensa, Des Browne .
«A la luz de los hechos de estas últimas semanas [en Basora], es prudente que hagamos una pausa antes de nuevas reducciones de tropas», declaró Browne en el Parlamento.
Recordó que unos 4.000 soldados británicos están desplegados en Irak, cerca de Basora, donde se han registrado los enfrentamientos entre las fuerzas de al-Maliki y al-Sadr.
En octubre, el primer ministro, Gordon Brown, anunció en el Parlamento que el contingente militar británico se vería reducido a 2.500 efectivos en la primavera de 2008.
«Es completamente normal que los comandantes militares revisen sus planes puesto que las condiciones sobre el terreno cambian», señaló ayer el ministro de Defensa.
«En estos momentos, apostamos por mantener nuestras fuerzas en torno a 4.000 hombres y vamos a trabajar con nuestros socios para evaluar nuestras necesidades futuras», añadió Browne.
Las fuerzas británicas traspasaron a mediados de diciembre el control de la provincia de Basora a las tropas del Gobierno iraquí de Nuri al-Maliki. Oficialmente, la labor del Ejército británico en Irak es entrenar a las tropas locales en el combate urbano.
Durante los enfrentamientos con las milicias chiíes de la pasada semana, aviones británicos, y estadounidenses, ofrecieron apoyo aéreo al Ejército de al-Maliki.