Otros catorce miembros de una secta rusa que proclama la llegada del fin del mundo abandonaron ayer la cueva donde estaban desde noviembre debido a un nuevo derrumbamiento de tierra. En el habitáculo subterráneo, han hecho acopio de víveres, agua, bombonas de gas y bidones de gasolina, suficientes para resistir hasta finales de este mes, cuando debería tener lugar el Apocalipsis.