Barcelona y Manchester United adquirieron muchos boletos para entrar en las semifinales de la Liga de Campeones al lograr sendas victorias fuera de casa -0-1 los catalanes y 0-2 los ingleses- en sus respectivos compromisos de cuartos ante Schalke 04 y Roma. La final de Moscú ya se ve más cerca, aunque los catalanes no dan excesiva sensación de poderío. Arrancan bien, pero pierden fuelle con el transcurrir de los minutos. Frente a rivales de mayor enjundia, sufrirán.

Espoleados por las críticas recibidas durante los últimos días -la derrota liguera en el campo del Betis escoció mucho en el entorno culé-, los de Rijkaard salieron dispuestos a tirar de galones. Xavi e Iniesta tomaron la batuta para dirigir un coro en el que los tres tenores eran Eto'o por la derecha, Henry por la izquierda y Bojan como ariete.

A sus 17 años, el de Linyoles ya ha dejado de pertenecer a las voces blancas, evitando en la medida de lo posible que el indolente Ronaldinho y el lesionado Messi sean excesivamente añorados.

Bojan lleva la nota gol escrita en su partitura y tiene el don de estar siempre en el lugar adecuado del escenario. Como en el minuto 11, cuando remachó una jugada iniciada por Iniesta y marrada en primera instancia por Henry. El francés recogió el rechace de su propio disparo para asistir a la perla catalana, que estrenaba su casillero en la máxima competición europea.

Los alemanes no tenían posesión. Su ruta hacia el peligro pasaba por el balón parado. Pero su único remate realmente peligroso en la primera mitad fue contra la propia meta. En su palco, Valdés vivía sin sobresaltos. El traje, impoluto. Los azulgranas, ayer de naranja, sacaron su repertorio de nanas para dormir el choque hasta el descanso. ¿Todo bajo control? Vistos los precedentes, como para fiarse.

El Schalke salió a morder en la segunda parte. Subió la línea de presión para tratar de descarrilar la mecedora. Asamoah y Altintop, sobre todo este último, la tuvieron cerca en dos minutos consecutivos (69 y 70). Les faltó puntería, pero ambas oportunidades espolearon a los germanos y a su bulliciosa hinchada. El ritmo, in crescendo. Larsen, en el 77, remató fuera de cabeza casi dentro del área chica. En el 81, Westermann, agarrado por un defensa, no pudo afinar en su testarazo.

El Barcelona no salía a la contra y trataba de mantener el 0-1. El sufrimiento culé se prolongó hasta el final. Tercer testarazo, esta vez a cuenta de Bordon. Encontró puerta por fin, pero se interpuso la manopla de Valdés. Rijkaard gana crédito y salva, de momento, su cabeza.

Ronaldo y Rooney

Quien no está cuestionado es Sir Alex Ferguson. Su equipo, el Manchester United, dio un golpe sobre la mesa imponiéndose en el Olímpico de Roma, donde en la ronda anterior había mordido el polvo el Real Madrid. Cristiano Ronaldo abrió la cuenta cerca del descanso. El portugués suma 36 goles -entre todas las competiciones- en lo que va de temporada. Wayne Rooney cerró la cuenta en la segunda mitad.

El único equipo transalpino que sigue en competición fue un títere en las manos de un rival que demostró su superioridad de cabo a rabo. Había sed de venganza en la capital italiana tras el 7-1 del pasado año en Old Trafford, pero habrán de esperar a mejor ocasión. Las bajas de Perrotta y Totti fueron un lastre demasiado pesado. Faltos de creatividad, sólo cabe soñar con un milagro.