Aunque el acierto no fuera el de las mejores noches, sólo un CSKA contra las cuerdas tras el tropiezo de ayer puede presumir de haber estado en las últimas tres Final Fours y el Baskonia aprovechó ese poso que le está quedando para decantar un complicadao partido ante un intenso pero joven Partizan. En las grandes citas hay que saber sobreponerse a la falta de inspiración y el Baskonia supo ponerse a la altura en cuanto a intensidad y, guiados por un croata, el infierno serbio ya no asusta tanto porque el Tau sabe que, si logra no ser menos en alma, la calidad está de su lado.

Ya fuera por los nervios o porque los aros lo escupían todo, el encuentro comenzó con guarismos muy bajos. Los serbios trataron de imponer su ritmo espeso y al Baskonia le faltó la chispa para romper el choque. En los de Spahija la circulación de balón fue muy lenta y, sin que el control del rebote le permitiera correr, la ofensiva estuvo muy atascada. Sólo desde una técnica a Vujosevic se pudo escapar algo el Baskonia en el primer cuarto, 18-16.

En un partido de los de dar cera, Splitter se cargó pronto con la tercera a la hora de tratar de frenar a Pekovic y al Tau le costó horrores anotar en un segundo cuarto, en el que sólo hizo 13 -7 de un Singleton muy espectacular- puntos ante una zona muy efectiva por parte de los serbios. Éstos, desde su superioridad en el rebote (+8 en el descanso) consiguieron meterse con ventaja: 31-33.

Un croata, Zoran Planinic, fue el encargado de pegar el primer estirón con ocho puntos consecutivos para el 48-40. Los serbios se resistieron, pero superado el lastre de las faltas, emergió el mejor Splitter para entrar 50-56 en el último parcial.

Los veteranos tomaron el mando en los minutos calientes y, pese a la resistencia de Pekovic, Rakocevic y Prigioni supieron manejarse para que el Baskonia lograra ese primer punto que le permite incluso poder caer en el infierno del Pionir.