El desprecio hacia el puesto de entrenador hasta el 30-J
Joseba ITURRIA
Dicen los que han apoyado a Badiola para defenderse del despropósito actual que Coleman se fue, que no lo echó. Tres meses son demasiado tiempo para el que no quiere recordar, pero el galés aceptó la oferta de rescindir el contrato de mutuo acuerdo sin cobrar indemnización después de dos semanas en las que su presidente no sólo mintió sobre el contenido de sus reuniones, o hizo fichajes contra su voluntad o le dejó bien claro que no iba a tener nada que decir en la configuración de la plantilla. Además, tras ganar al Alavés sin convocar a Mérida, entendió que la humillación a Iriarte y su cita para acudir sin abogado a una reunión con Badiola era entrar en una guerra constante que entendía mala para él y para el equipo.
Badiola y Aiestaran querían rescindir el contrato del galés porque el proyecto del segundo se basaba en asumir toda la responsabilidad de entrenador y manager a partir del 30-J. Por eso para suplirlo Aiestaran buscó un entrenador, Oliva, que sólo quisiera serlo hasta esa fecha. Como Badiola no lo quiso, el beasaindarra no aceptó el planteamiento de empezar a trabajar ya como entrenador y manager con Eizmendi de títere en el banquillo -tampoco quiso renunciar a lo que iba a cobrar en el Liverpool ni comprometerse con Badiola todavía-. Al no haber ningún recambio, se confirmó al de Ikaztegieta pese a que el planteamiento a Aiestaran por sí solo ya dejaba claro el concepto que tenía del que ha sido su entrenador once partidos.
Que no era peor del que Badiola trasmitía sobre Lillo. Pero ahora pasa lo mismo. Se ve forzado a cambiar de técnico y no tiene a ninguno que pueda aceptar trabajar once partidos sin alterar los planes que tiene para después del 30-J, que parecen pasar, ya se verá si se cumplen, por que Unai Emery venga con un director deportivo y otra persona, habrá que ver si Cagigao, se encargue del fútbol base con una idea de que reclute a jugadores muy jóvenes de todo el mundo, quizás con la idea de poder sacar dinero con su posterior venta.
Eso implica que no garantice más que tres meses a un entrenador y que no ofrezca a Larrañaga ese puesto, ya que éste lo habría condicionado a poder seguir el trabajo en el que cree en una actitud que le honra porque lo fácil es esperar a que venga su sustituto, denunciar su contrato y cobrar lo que corresponde. Porque por ayudar a la Real en su dura situación no habría rechazado algo tan surrealista como pasar a ser el segundo de un subordinado.
Sin querer ofrecer más de un año a un buen entrenador, ni seguir en su trabajo a Larrañaga, Badiola ha optado por el primero que ha aceptado su planteamiento de firmar sólo para once partidos, el mismo del que decía pestes hace pocos meses. Resulta paradójico que la persona que ha dicho que la prioridad era subir este año, haya priorizado sus ideas de futuro despreciando la importancia que tiene el puesto de entrenador hasta el 30-J.