«El Gobierno tendrá como objetivo prioritario la lucha sin cuartel contra el terrorismo; una lucha en la que emplearemos todos los recursos de los que pueda dotarse una sociedad democrática. Desde luego, y en primer lugar, unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado mejor equipadas, mejor coordinadas, mejor informadas». «Junto a ello, estoy decidido a impulsar la más amplia cooperación internacional para lograr el éxito en esta lucha». «El Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo sigue vigente» y «además, es posible y necesario ir más allá y ampliar la base del acuerdo democrático contra el terrorismo».

Las frases anteriores son los ejes sobre los que José Luis Rodríguez Zapatero estructuró su discurso en esta materia durante la sesión de investidura de 2004. El todavía aspirante a presidente del Gobierno español no mencionó en aquella ocasión ningún tipo de diálogo ni con la izquierda abertzale ni con ETA, e incluso afeó al portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, Joan Puigcercos, que hablara de «causas del terrorismo». Zapatero y su máximo oponente, Mariano Rajoy, coincidieron casi textualmente en señalar que «no se pueden aceptar causas políticas detrás del terrorismo».

Y según anunció ayer el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, esas mismas volverán a ser las tesis del candidato a presidente del Gobierno cuatro años y un proceso negociador frustrado después. De nuevo se volverá a tender la mano al PP para consensuar la «política antiterrorista» y de nuevo se hablará de un gran acuerdo «sin exclusiones». Pero en esta ocasión, se pretende hacer ver que «no hay ninguna posibilidad de volver a dialogar con la banda terrorista ETA». Lo dice un José Blanco que se empeñó en negar los encuentros entre Jesús Eguiguren y Arnaldo Otegi cuando eran ya casi de dominio público, y lo repetirá hoy el mismo José Luis Zapatero que ya utilizó esas palabras después de atentado contra la T-4 y unas semanas antes de que interlocutores de su Gobierno y su partido volvieran a dialogar con ETA y Batasuna en marzo y mayo de 2007.

En relación a la resolución del Congreso de mayo de 2005 en el que autorizaba el diálogo con ETA en determinadas condiciones, José Blanco afirmó que «esa resolución quedó derogada de facto una vez que se disuelven las Cortes, pero más allá de eso estamos en un nuevo tiempo que merece una nueva respuesta». Ese «nuevo tiempo -explicó tras la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE- lo ha marcado ETA con su decisión de volver a matar y volver a amenazar» y requiere una nueva «unidad democrática».

En todo caso, Blanco aclaró que el PSOE no está «planteando nada concreto» ni está hablando «de reeditar nada». Lo que busca es un consenso no escrito en el que el resto de partidos respete que es el Gobierno quien dirige la estrategia en esta materia.

Sarkozy, premio Broseta

«Queridos amigos españoles, podéis contar conmigo», dijo ayer el presidente Francés, Nicolas Sarkozy, al recibir en el Elíseo el «Premio de Convivencia Manuel Broseta» de manos del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps.

«Entre España y Francia sólo puede haber solidaridad contra el terrorismo», subrayó el jefe de Estado, premiado por un jurado presidido por la alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, que también asistió al acto solemne de entrega del galardón.

Sarkozy se dirigió a ETA para decirles que «no son bienvenidos» y que «Francia no será la retaguardia» de la organización, a la que calificó como «una mafia» y «unos asesinos».