«La tierra debe permanecer en nuestras manos. Esta tierra es la nuestra, ella no debe volver a manos de los blancos», aseveró el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, en un entierro familiar, declaraciones que fueron recogidas ayer por el diario gubernamental «The Herald».

Robert Mugabe volvió a utilizar a los granjeros blancos como diana para aunar el apoyo de los pequeños campesinos negros, al esgrimir de nuevo el fantasma de la recolonización de las tierras, y prepararse para cada día más que probable segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Su partido, la Unión Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), se comprometió en la batalla para esa segunda ronda, reconociendo, de forma implícita, que Mugabe no habría obtenido la mayoría absoluta.

Habida cuenta de la escasa participación en la cita electoral del pasado 29 de marzo -menos de la mitad de los 5,9 millones de electores habrían votado, según fuentes oficiosas- ,la reutilización de campañas tradicionalmente empleadas por el jefe del Estado podría decidir el resultado de la segunda vuelta.

El sábado, unas horas después de que el líder de la oposición, Morgan Tsvangirai, se adjudicara la victoria en las presidenciales, los temidos veteranos de la guerra de independencia de los años 70 ocupaban una explotaciones propiedad de un blanco en la provincia de Masvingo, en el sureste del país.

En el mismo momento, el portavoz del ZANU-PF, Patrick Chinamasa, afirmó que la oposición «quiere hundir al país en la anarquía y cancelar la reforma agraria», añadiendo que los blancos volvían de nuevo en masa para apropiarse de las tierras que perdieron.

Ayer, una quincena de explotaciones permanecían ocupadas, según el Sindicato de los Agricultores Comerciales (CFU), que representa a los últimos granjeros blancos en Zimbabwe. «La situación es más bien volátil. La Policía ha intervenido, pero no puede hacer mucho, porque todo está financiado y orquestado al más alto nivel», señaló el presidente del sindicado, Trevor Gifford.

El presidente Mugabe ya instrumentalizó la muy sensible cuestión de las tierras tras su derrota en el referéndum constitucional en 2000. Los supuestos veteranos, que cuentan entre sus filas con gente muy joven, lanzaron ataques contra propiedades explotadas por blancos. Fue el principio de una reforma agraria llevada con precipitación y violencia, para atender la petición de los pequeños campesinos negros desplazados por colonos blancos a tierras menos productivas.

Veinte años después de la independencia de la antigua Rhodesia, un 70% de las fértiles estaban todavía en manos de los aproximadamente 4.500 agricultores blancos. En 2000, 4.000 de ellos fueros despojados de sus tierras en favor de agricultores próximos al régimen y sin equipamientos. Los críticos al Gobierno, aseguran que ésa fue la causa de la actual situación económica del país.