El Gobierno francés ha desplegado gendermes de élite y comandos de la Marina a su base militar en Djibuti, dispuestos a intervenir en caso de que fracase la negociación con los piratas somalíes que el viernes abordaron un velero de lujo francés y mantienen secuestrados a una treintena de tripulantes. París reiteró, no obstante, su apuesta por la vía de la negociación aunque admitió que ésta puede «ir para largo» y suponer el pago de rescates importantes.

El velero Ponant, que está siendo permanentemente vigilado por un barco galo y varios helicópteros, fue abordado por diez piratas en el Golfo de Adén, entre Yemen y Somalia, y desde el domingo por la noche permanece fondeado a la altura de Garaad, al sur de la región semiautónoma de Puntland.

El ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, recalcó que hay que «hacer todo lo posible para que no haya derramamiento de sangre». Por contra, Musa Ghelle Yusuf, gobernador de la región somalí de Bari, desde donde los piratas lanzan sus incursiones, se mostró favorable al «ataque de barcos de guerra franceses y americanos» contra los captores. Añadió que «puede que haya muertos durante el ataque, pero es vital matar a los piratas y terminar con ellos para la paz en las aguas somalíes».

Las autoridades somalíes, incapaces de ejercer el control sobre un país dividido tras siete años de guerra civil, se ven impotentes para acabar con la piratería y llevan años reclamando una fuerza naval internacional -que sí se despliega frente a las costas somalíes en el marco de las operaciones de la lucha «antiterrorista» impulsada por EEUU- para acabar con este lucrativo fenómeno, sin que su solicitud haya sido atendida.