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Datos para el optimismo, la cautela y, sobre todo, motivar al trabajo

Beñat ZARRABEITIA

Las cifras defensivas del Athletic son probablemente el mejor aval de Caparrós desde su llegada a Bilbo. Eso y el haber conseguido ya la permanencia a siete jornadas del final sin haber manifestado un juego brillante con cierta regularidad. Pero la base de todo esto está en el trabajo colectivo para frenar la sangría de goles. Para ello, la junta tiró de talonario y gastó mucho más de lo debido en Ocio e incrementó el coste de Iraizoz, pero los números se han conseguido gracias al trabajo y no a la chequera. De lo contrario, por ejemplo, el Zaragoza no tendría ya casi un pie en Segunda. Y es que el fruto de todo está en un trabajo que vienen realizando los jugadores del equipo más comprometido de la Liga. Porque el Athletic, sin la implicación de sus jugadores y su afición se convierte en un equipo vulnerable. En cambio, si la mantiene se salva en las peores circunstancias y da dos pasos hacia adelante con el viento a favor. Por ello, el optimismo y las miras europeas deben estar ahí -con cautela, ya que un día la cuerda puede ceder al quedar muchas imperfecciones que la suerte ha minimizado en las últimas fechas- pero, sobre todo, deben motivar para mantener y reforzar esa línea de actuación colectiva en defensa.

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