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Josu Barandika Zubiaga Ilegalizado de hecho

Carta a nuestra vieja Sugea

La voluntad de Euskal Herria es imparable y está decidida mayoritariamente a tomar sus propias decisiones como pueblo soberano

Están apretándonos las tuercas, como si no quisieran dejarnos respirar. No sé por dónde andas, si serpenteando por algún matorral o en alguna de tus cuevas preferidas. Pero tenía que decírtelo para desahogarme un poco al empezar. Hace ya muchos años que los tenemos encima y no nos dejan en paz, pero, sobre todo, desde hace unos diez años nos están tocando mucho las narices y últimamente ya es el colmo. Han metido a la cárcel a nuestros mejores amigos y amigas. Cerraron periódicos, ahora quieren dejarnos en el gueto, ilegalizados, para que quede muerta la vida de este pueblo. Como cuando, según se ve en algunas iglesias, fueron contra ti con sus lanzas extraños «espíritus» (arcángeles les llamaron) de uno de los dioses más exterminadores.

Cualquier inteligencia prudente y honesta, como la tuya, sabe que esto es consecuencia de que la voluntad de Euskal Herria es imparable y está decidida mayoritariamente a tomar sus propias decisiones como pueblo soberano. Y esto no pueden soportarlo quienes, como el PNV (ya en Xiberta, abril-junio de 1977), ante la negativa de Madrid a las libertades democráticas y a la amnistía, se echaron atrás y pactaron seguidamente (Pactos de la Moncloa, octubre de 1977) no romper con el franquismo y aceptar la separación de Nafarroa.

A cambio, los pactantes podrían ser elegidos y gobernar en la línea «bien atada» el territorio del Estado. El PNV, por su parte, asumió la contención de los independentistas y el gobierno delegado del territorio de las vascongadas. Nafarroa estaba asegurada con la derecha navarrera y la filial del PSOE. Fueron todos, pero destacan PSOE y PNV, aún cuando ahora hay otros nuevos reformistas y revisionistas. Les unen los mismos intereses: mandar, no romper nada de lo pactado, arrinconar a los independentistas y aprovecharse del poder, del privilegio y del dinero.

Prefieren mantenerse en la anticultura franquista de inquisición e histerismo dominador, que el Rey continúe con su ejército el mantenimiento de la España una, como le prometió a Franco. Prefieren gobernar por la razón de la fuerza. Pero no saben actuar con la fuerza de la razón, traicionan las razones democráticas. No les importa condenar a un pueblo a que se muera o aprovecharse de la condena. Esa es su reacción de rabia, de histeria, en cuanto se les exige los derechos mínimos ciudadanos. Como antes los extraños espíritus, ahora estos piratas de los derechos humanos y de los de los pueblos intentan masacrarte para que no tientes más a este pueblo para vivir. No son como tú, que amas la vida, que sales de la cueva y pares el mundo junto a Mari.

Recientemente, en una negociación esperanzadora el PSOE se encontró sin capacidad de respuesta democrática a la exigencia democrática de la izquierda abertzale de reconocimiento y ejercicio de la soberanía de este pueblo. Su reacción, tras levantarse de la mesa junto con el PNV, está siendo la de arremeter con rabia e histeria contra sus interlocutores y contra los entornos de sus interlocutores, pensando que de esa forma desaparecerá el «mal» de vida de este pueblo.

Esta debilidad democrática es directamente proporcional a la fuerza de su acción represiva, acompañada de los tics nerviosos e histéricos (cárcel prácticamente perpetua, detenciones masivas, condenas ejemplarizantes, muerte civil en vida) de fascistas como Hitler, Franco, Pinochet...

Lo que me lleva a considerar, mi vieja amiga, que temen algo, como cuando arremetieron contra ti como el peor de los males de la naturaleza. Temen que el pueblo esté teniendo cada vez más conciencia de ser él mismo, y quiera de una vez por todas tener sus derechos más elementales. Sí, tengo la impresión contigo de que estos inquisidores ven que esto está cambiando, pero no pueden soportar que se hagan las cosas a tu/nuestro viejo estilo del respeto.

No hace mucho un muy conocido dirigente del PNV manifestaba que hubo que explorar el camino del Estatuto. Creo que no te habrá hecho ninguna gracia el macabro chiste. Tampoco a nosotros y nosotras. De todas formas, si es un atisbo de autocrítica, aceptado, a pesar de todo. Pero con una condición: no más excursiones. Sin embargo, comprenderás que tengamos muchas dudas, sobre todo porque el PNV se levantó cuando las soluciones estaban ya encima de la mesa. Ahora, en plena razia fascista, proponen retomarlas, para «explorar» quizá otro estatuto de muerte.

No se ha hecho aún la ruptura democrática, que propugnaba, entre otros muchos, la izquierda abertzale y de cuya no realización cínicamente se lamentaba posteriormente Alfonso Guerra; ¿te acuerdas? Pero quizá ahora estamos más cerca que nunca para decidir de nuestro futuro como personas y como pueblo. Veo cómo alzas tu cabeza, sonríes y nos miras con ojos cómplices.

Para conseguir que Euskal Herria sea ella misma nuestro voto fue el de la abstención activa, política, para plantar al Estado fascista y seguir luchando por un estado vasco independiente, única forma en la actualidad de defender a nuestro pueblo. Como pueblo joven de muchos miles de años, pero menos que tú, seguimos aprendiendo no ya a parir el mundo, que eso es mucho y te lo dejamos, pero sí al menos a renacer nuestro entorno más cercano.

Sigue alzándote, como tú sabes, enróscate a Mari hasta su cuello y dale un beso.

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