Los representantes de los trabajadores solicitaron una vez más a la dirección del suburbano que garantice la seguridad de sus trabajadores. Lo hicieron en la concentración que ayer a la mañana efectuaron en la estación getxotarra de Areeta para denunciar la agresión sufrida por un supervisor el domingo 30 de marzo en ese lugar.

Txus Martín, portavoz del comité de empresa de Metro Bilbao, citó Areeta como una de las estaciones que son conflictivas. Según este delegado de ELA, en esta zona existen algunos centros de ocio, como discotecas o afterhours, que son los que en ocasiones motivan que las personas que utilicen el servicio del metro los fines de semana no consuman «sólo alcohol» y que tengan comportamientos «agresivos», como el ocurrido el 30 de marzo. El incidente se produjo ese domingo, a las 12.30, cuando un joven de 28 años llegó a golpear al supervisor con un martillo en la espalda después de que éste le recriminara el haber saltado la canceladora al no portar billete.

Asimismo, Martín resaltó la necesidad de denunciar otras agresiones, «en su mayoría verbales», que se producen el resto de días de la semana y pidió que Metro Bilbao «ofrezca seguridad dentro de la propia empresa en la que trabajamos».

Desde el comité de empresa de Metro Bilbao -conformado por ELA, CIM, CCOO, UGT, LAB y ESK- señalaron que «deben fijarse más en otras ciudades de Europa como París, donde existe un sistema de seguridad preventivo, en el que en las estaciones existen dos supervisores o tres, dependiendo del número de viajeros, en lugar de uno».

«La existencia de más de un supervisor evitaría las agresiones tanto verbales como físicas que se producen en el metro», aseguró Martín, quien precisó que es «necesario» que exista mayor personal para atender a los viajeros ya que en ocasiones «los enfados de los clientes pueden ser ocasionados por una falta de atención del personal, ya que no son suficientes para la cantidad de personas que utilizan este transporte».

El delegado sindical indicó que en estos momentos se encuentran en un «punto de inflexión» y que a la tarde iban a mantener una reunión con el encargado de la seguridad del metropolitano, Julio Ibarra, a quien le iban a dar un plazo de un mes aproximadamente para obtener resultados.