La etapa reina de la Vuelta al País Vasco y el espectacular repecho de Aia no sirvieron para marcar ninguna diferencia entre los favoritos y todos ellos llegarán a ocho segundos del líder Alberto Contador a la crono de veinte kilómetros que decidirá el podio de la prueba hoy.

No parece que el corredor madrileño vaya a dejar escapar su triunfo a juzgar por la superioridad que demuestra en la prueba. Sus compañeros controlaron a la perfección la etapa reina y en el espectacular repecho de Aia dio la sensación de que los porcentajes de la pared eran algo menores para él. Tras un buen trabajo de David López para Joaquín Rodríguez y un intento de Igor Antón, fue el catalán el que lo intentó en la parte final del repecho, que fue muy duro, pero no lo suficientemente largo como para marcar diferencias entre los favoritos.

Se formó un cuarteto en cabeza con Contador, Evans, Schleck y Rodríguez, luego se les unieron Cunego y Dekker, y enseguida el resto de favoritos. A partir de ahí hubo intentos del luxemburgués del CSC, luego buscó su momento Mikel Astarloza, al que se unieron Cunego y David Herrero, pero fueron atrapados en la ultima subida a Txanka, en cuya bajada Cadel Evans se puso a tirar para ver si con la peligrosidad del asfalto algún favorito se quedaba por detrás.

El australiano ya había arriesgado en la bajada de Aia, donde encabezó el descenso. Se suele decir que el que no arriesga no gana, pero cuando la carretera está mojada el que asume riesgos tiene muchas posibilidades de irse al suelo, sobre todo si se encuentra con una curva criminal acompañada de un paso de cebra que con la lluvia se convirtió en una pista de patinaje.

Arriesgó Evans, arriesgó más Herrero al intentar superarle, y el bilbaino se fue al suelo y se dio un golpe en la cadera que le dolió tanto a él como a todos los que le vieron llorar después, destrozado al sentir que se le escapaba la posibilidad de culminar su mejor semana como ciclista profesional en el podio.

Seria duda para hoy

Si no se llega a caer probablemente habría ganado y hoy sería un serio candidato a una plaza del podio por su gran forma y porque es un buen contrarrelojista. Pero Herrero veía muy complicado anoche que pueda salir en la crono, aunque la radiografía que le realizaron descartó que sufra una fractura. Los médicos le señalaron que padece un pinzamiento en un nervio de la cadera derecha y a la noche era incapaz de mover la pierna. Por ello parece improbable que hoy pueda estar en condiciones de disputar la crono.

No fue el único que se cayó al suelo en una curva demasiado peligrosa. Ricco cayó por detrás y no fueron los únicos dos. Evans no llegó a caerse, pero se tuvo que parar, al igual que Astarloza, lo que permitió que Contador y Cunego se quedaran solos en cabeza y el italiano encontrara la victoria que buscaba, la primera que consigue en Euskal Herria en sus cinco participaciones. Como en Erandio, los jueces decidieron dar el mismo tiempo a todos los corredores que llegaron juntos a esa curva y por ello son diez los ciclistas que quedan en un margen de ocho segundos para la crono.

Muy bien Egoi

Egoi Martínez fue el protagonista de la etapa reina en otra nueva demostración de su combatividad, de su buen momento y de su calidad como corredor. El de Etxarri Aranatz saltó desde el pelotón para superar a los corredores que lo intentaron en la primera parte de la etapa y se quedó en cabeza con un buen corredor como el austriaco Bernhard Köhl, aunque la mayor parte del esfuerzo en la escapada la realizó el ciclista del Euskaltel, que se aseguró el maillot de rey de la montaña.

Los dos coronaron el penúltimo puerto puntuable de Alkiza con 1.18 sobre un trío formado por De la Fuente, Casar y Van der Broeck, y 1.54 sobre el pelotón, que pronto cogió a los corredores intercalados. La distancia se estabilizó en los dos minutos hasta que empezaron a trabajar el Lampre y Camaño, que él solo fue capaz de anular la escapada en los diez kilómetros que encabezó el pelotón.

También destacó David López, que llegó bien tras trabajar para Rodríguez en la pared de Aia, en la que algunos tuvieron que poner los pies en el suelo y muchos necesitaron el empujón de los numerosos aficionados que se acercaron a los dos repechos más duros para dar aún una mayor espectacularidad a la subida.