La situación se tensa cada vez más en Zimbabwe, que sigue a la espera de conocer los resultados definitivos de los comicios del 29 de marzo. Ayer, la Policía prohibió todas manifestaciones políticas. «Las elecciones terminaron, ya no hay necesidad de manifestaciones», alegó el subcomisario general de Policía, Wayne Bvdzijena. Advirtió que «se ocuparán de cualquier partido político que desoiga la directiva». Este anuncio se produjo horas después de que el opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) convocara para la próxima semana una huelga general.

En las calles de Harare ya se podían ver octavillas llamando a la huelga: «Apelamos a los transportistas, obreros, vendedores y a cualquier ciudadano a quedarse en su casa. El poder está en nuestras manos».

El candidato presidencial del MDC, Morgan Tsvangirai, rechazó acudir a una segunda vuelta electoral, tal y como quiere el partido de Mugabe, el ZANU-PF, al considerar que ellos ganaron ampliamente las elecciones.

Ente este contexto, los catorce países integrantes de la Comunidad Sudafricana de Desarrollo (SADC) celebrarán hoy en Zambia una cumbre extraordinaria centrada en Zimbabwe.

El presidente Robert Mugabe anunció que no acudirá. Por contra, su rival, el MDC, confirmó su asistencia. Tsvangirai emplazó a Mugabe a retirarse y a los dirigentes de la SADC a aprovechar esta cumbre para «hacer prevalecer la democracia en Zimbabwe». Tras acusar al Gobierno de poner en marcha una campaña de represión e intimidación, rechazó el arresto el jueves de su abogado Me Innocent Chagonda. Amnistía Internacional y Human Rights Watch alertaron de «un gran desastre en cuanto a la protección los derechos humanos».